Situada en Kempele, a más de 500 km al norte de la capital, "mi casa me sirve de poco actualmente", dijo Sipilä, un centrista que ya invitó en varias ocasiones a sus conciudadanos a mostrarse solidarios con los inmigrantes que llegan al país.
"Espero que esto se convierta en una especie de movimiento popular que empuje a muchos a tomar su responsabilidad en esta crisis de alojamiento de los refugiados", dijo.
"Quiero aportar mi piedra al edificio para demostrar que Finlandia es un país multicultural", declaró.
Actualmente, las capacidades de acogida de Finlandia para los demandantes de asilo están saturadas, ya que el país ha recibido un flujo imprevisto de refugiados.
El viernes, el gobierno elevó a entre 25.000 y 30.000 su estimación del número de demandas de asilo en 2015, es decir entre siete y ocho veces más que en 2014.
Sipilä gobierna al frente de una coalición que incluye a los Verdaderos Finlandeses, un partido euroescéptico y antiinmigración, que desea mantener en su nivel actual el número de asilos concedidos, es decir entre 750 y 1.050 cada año.
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