Pronóstico "reservado" para una ciudad todavía en shock tras los terremotos

  • Lorca (Murcia).- La ciudad de Lorca se mantiene en "pronóstico reservado", llena de puntales metálicos y con una población en profundo shock emocional, que aún no ha mitigado casi un mes después de los terremotos que causaron nueve muertos, más de 300 heridos, daños en el 80% de sus edificios y pérdidas generales evaluadas en 700 millones.

Pronóstico "reservado" para una ciudad todavía en shock tras los terremotos
Pronóstico "reservado" para una ciudad todavía en shock tras los terremotos

Lorca (Murcia).- La ciudad de Lorca se mantiene en "pronóstico reservado", llena de puntales metálicos y con una población en profundo shock emocional, que aún no ha mitigado casi un mes después de los terremotos que causaron nueve muertos, más de 300 heridos, daños en el 80% de sus edificios y pérdidas generales evaluadas en 700 millones.

A las cinco de la tarde de mañana, cuando se cumpla un mes del primer terremoto, una "cadena de abrazos solidarios" -iniciativa de algunos damnificados- recorrerá la ciudad de un extremo a otro para terminar poco antes de las siete, hora en el que tuvo lugar el segundo seísmo en el barrio de La Viña.

También mañana, la plataforma ciudadana Lorca-11 de mayo se concentrará a las 18,30 horas en la plaza de España para realizar un tributo a las víctimas y reivindicar que tampoco ellos, los que se han quedado sin casa y sin negocios, caigan en el olvido.

En las últimas cuatro semanas han tenido que ser derribados 25 edificios, varias casas unifamiliares y una iglesia, aunque la previsión de demoliciones no está cerrada porque los daños que presentan las viviendas se han agravado y las revisiones técnicas siguen desvelando problemas estructurales a veces irreversibles.

La estimación del ayuntamiento apunta a que unas 3.800 familias siguen fuera de sus casas un mes después de la tragedia, que entre 800 y 1.100 personas siguen viviendo en el campamento de refugiados, y a que, al menos, serán derribados unos 500 pisos, ya que los edificios en código rojo o rojo-rojo por grave riesgo de colapso estructural son casi 90.

Entre la lista de los sentenciados al derribo se encuentran también edificios públicos como el pabellón que albergaba a una veintena de ONG, un centro de salud o el instituto de Educación Secundaria "Ramón Arcas", hasta ahora sede de los exámenes de selectividad de los alumnos de la comarca.

Su derribo inminente obligará a los bachilleres de cinco municipios a examinarse de la selectividad en la vecina localidad de Totana.

La inexistencia de edificios públicos seguros ha obligado al ayuntamiento a organizar al aire libre el acto de investidura de la nueva corporación, que tendrá lugar a las 20,30 horas de mañana en la plaza de España.

El alcalde electo, Francisco Jódar (PP), tomará por segundo mandato consecutivo el bastón de mando con un discurso centrado en la reconstrucción de la ciudad, ya que, como ha repetido en los últimos días, "lo que los terremotos tardaron cinco segundos en destruir, tardará años en ser recuperado".

Según Jódar, el aspecto general de la ciudad ha mejorado y ya no es "la escombrera" de los primeros días -sólo entre el 14 y el 19 de mayo se recogieron 3.322 toneladas de escombros-, pero los puntales se cuentan por millares y las estructuras metálicas encorsetan a los principales monumentos, algunos heridos de muerte.

Los daños en el patrimonio histórico y cultural superan los 50 millones y entre los edificios más afectados están las iglesias, 13 de ellas cerradas al culto, que también son las que han despertado más iniciativas solidarias de reconstrucción entre multinacionales y cajas de ahorros.

Entretanto 212 peritos inspeccionan cada casa para atender las más de 22.000 comunicaciones de daños recibidas por el Consorcio de Compensación, que ya ha pagado cinco millones en concepto de indemnizaciones de los 91 previstos.

Más de 1.300 empresas, bares, restaurantes y comercios sufren daños superiores a los 60 millones y, aunque muchos ya han abierto, otros han perdido sus negocios en edificios reducidos a escombros.

En medio del desastre sí han encontrado jugosos nichos de mercado las empresas de derribos, mudanzas, guardamuebles, reparaciones y los estudios de arquitectura e ingeniería, que estos días realizan "evaluaciones patológicas" de edificios, obligatorias antes de acometer la reconstrucción.

Las empresas del sector se publicitan con mensajes dirigidos a tocar la fibra sensible de los damnificados, como una en la calle Terrer Leonés que anuncia en su escaparate "Te vamos a ayudar de verdad a reconstruir tu vida".

Miles de lorquinos ya trabajan en esa tarea, pero otros muchos se mantienen en un "exilio" cercano de segundas residencias en la playa y el campo a la espera de que la palabra "normalidad", la más empleada por los políticos durante estas cuatro semanas, deje de ser un eufemismo.

Antonio Montoro

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