En medio de los rebrotes

Indignación por las aglomeraciones en una corrida de El Puerto de Santa María

Los tuiteros han comparado el evento con las criticadas manifestaciones del 8-M y han denunciado duramente que se permita este tipo de acontecimientos y no encuentros de otros deportes como el fútbol.

corrida en el puerto
Indignación por las aglomeraciones en una corrida de El Puerto de Santa María.
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Los internautas han inundado las redes sociales con mensajes de indignación por la corrida de toros que se celebró en El Puerto de Santa María este jueves. Las imágenes compartidas en Twitter constatan que en el evento no se respetó el distanciamiento social recomendado por las autoridades y varios individuos disfrutaron del día sin la mascarilla puesta. 

Esta no era una corrida cualquiera porque los presentes celebraban el 140 aniversario de la Real Plaza de El Puerto de Santa María. Los tuiteros han comparado el evento con las criticadas manifestaciones del 8-M  y han denunciado duramente que se permita este tipo de acontecimientos y no encuentros de otros deportes como el fútbol o conciertos de música. 

Entre los presentes estaba la diputada del Partido Popular en el Parlamento de la UE, Isabel Benjumea, que incluso dejó un mensaje en su cuenta de Twitter sobre lo que se vivió en el puerto: "¡Qué alegría poder volver a los toros! Y qué mejor manera que hacerlo en el 140 aniversario de la Real Plaza del Puerto de Santa María".

El fuerte viento de levante que sopló durante la primera parte de la corrida y la constante atención a los detalles "rosas" en torno a Enrique Ponce quedaron en segundo plano ante la asentada y meritoria actuación de Morante de la Puebla en la corrida de toros celebrada este jueves en El Puerto de Santa María. En concreto, la faena de Morante al segundo fue, con diferencia, la de mayor mérito e importancia del festejo, pues se la hizo al toro de peor condición de una noble y desrazada corrida de Juan Pedro Domecq, y también el de más alzada, matiz que se tradujo en su nula entrega a la hora de acometer, siempre con la cara alta o soltando desganados cabezazos.

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