Real Madrid-Rayo: cómo golear a un rival y quedar como un miserable

    • La victoria por 10 a 2 del Real Madrid al Rayo Vallecano pasará a la historia cargada de vergüenza, no de gloria.
    • A un rival se le vence, incluso con rotundidad, pero no hay necesidad de humillarle cuando las expulsiones o las lesiones le han desarmado.
The referee shows a red card to Rayo Vallecano's m
The referee shows a red card to Rayo Vallecano's m

Una gran victoria puede convertirse en una derrota catastrófica si no se sabe manejar con inteligencia. Eso, precisamente eso, ha conseguido el Real Madrid esta tarde endosando diez goles a un equipo vecino, modesto y simpático como el Rayo Vallecano.

Quien esto escribe le gusta el fútbol, pero como el vino, con moderación. En esta liga podrida (es decir, de dos) simpatizo con el Real Madrid más que con el Barça. Pero no tengo eternos rivales. En asuntos balompédicos soy tan raro que me gusta tanto el Sevilla como el Betis.

Lo que ha hecho el Real Madrid esta tarde, un equipo que presume de señorío, ganando 10 a 2 al Rayo ha sido un ejercicio de desvergüenza colosal. Amén de un logro contraproducente en términos de opinión pública.El ejemplo de Iker con Italia

El Real Madrid necesitaba tres puntos, no humillar a un rival claramente inferior desde el pitido inicial, con una distancia sideral en sus presupuestos, y que durante más de una hora disputó el partido con dos jugadores menos por expulsión.

¿Acaso no recuerdan los jugadores del Real Madrid lo que hizo su excapitán Iker Casillas cuando España vencía 4 a 0 a Italia en la final de la Eurocopa de 2012? Pidió al árbitro que no prolongase un partido que estaba ya solventado. Habíamos vencido claramente a los italianos, tanto en goles como en juego. El rival se había entregado. No había por qué alargar la agonía ni someterles a la vergüeza de volver a casa con una medalla de plata y el deshonor en el rostro.

Esto lo percibe cualquier aficionado con un mínimo de sentido común y algún ápice de deportividad. El partido contra el Rayo estaba 'requetedecidido' con el quinto gol. No digamos ya con el sexto o el séptimo. Cristiano, Bale y Benzemá sólo querían engordar sus estadísticas. Ojalá lo intentaran con tanto ahínco contra otros rivales más fuertes y en mejores condiciones. Insistir en el ataque a partir de entonces resultó patético.

Tanto es así que se escucharon pitidos en la grada del Bernabéu. No me extraña. Nadie acude a su estadio para pasar por la vergüenza de ver a los tuyos ganando como una banda de perfectos miserables.

Sigue @martinalgarra

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