El régimen sirio y Rusia siguen usando bombas de racimo, según una ONG

Human Rights Watch acusó este jueves al régimen sirio y sus aliados rusos de usar bombas de racimo prohibidas en su ofensiva contra los rebeldes en Siria.

La oenegé con sede en Nueva York asegura haber contabilizado 47 usos de bombas de racimo desde el 27 de mayo que mataron e hirieron a decenas de civiles en zonas rebeldes de tres provincias.

Muchos de estos ataques tuvieron lugar en el norte y el oeste de Alepo. Las fuerzas del régimen, con el apoyo de Rusia, asedian la parte norte de la ciudad, en manos de los rebeldes.

A finales de septiembre, el ejército ruso lanzó una serie de bombardeos para apoyar a las tropas de Bashar al Asad.

"Desde que se retomaron las operaciones conjuntas ruso-sirias hemos detectado el uso incesante de bombas de racimo", dijo Ole Solvang, el director adjunto de las operaciones de urgencia de HRW.

"El gobierno ruso debería garantizar inmediatamente que sus fuerzas y las de Damasco no utilizan estas armas, que por definición son ciegas", añadió.

Las bombas de racimo se pueden lanzar desde el cielo o por vía terrestre. Funcionan con un dispositivo que al abrirse libera un gran número de pequeñas bombas, del tamaño de un pelota de tenis, que luego se dispersan en zonas muy amplias.

Más de 280.000 personas han muerto en Siria desde que empezó el conflicto en 2011.

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