Reparar los lazos con el Norte, gran reto del futuro presidente surcoreano

  • Restaurar el diálogo con Corea del Norte es uno de los principales desafíos que afrontará el futuro presidente de Corea del Sur, tras cinco años de gobierno del conservador Lee Myung-bak marcados por la tensión y los conflictos con el vecino comunista.

Atahualpa Amerise

Seúl, 13 dic.- Restaurar el diálogo con Corea del Norte es uno de los principales desafíos que afrontará el futuro presidente de Corea del Sur, tras cinco años de gobierno del conservador Lee Myung-bak marcados por la tensión y los conflictos con el vecino comunista.

La candidata del partido conservador Saenuri, Park Geun-hye, y el aspirante del progresista Partido Democrático Unificado (PDU), Moon Jae-in, proponen varias estrategias para desbloquear esta situación, como una cumbre con el líder norcoreano Kim Jong-un y la apertura de nuevas vías de diálogo.

Tradicionalmente, el bando conservador surcoreano ha defendido la línea dura con Corea del Norte, mientras la izquierda ha propuesto más cooperación y entendimiento, pero en estas elecciones ambos candidatos han expresado su intención de tender la mano al díscolo régimen de Kim Jong-un.

"Estoy abierta a reunirme con el líder de Corea del Norte si ayuda a las relaciones" entre ambos países, aseguró en una de sus intervenciones públicas Park Geun-hye, hija del dictador Park Chung-hee, ferviente anticomunista que gobernó con mano de hierro el país en los 60 y 70.

La candidata, cuya madre fue asesinada en 1974 por un activista norcoreano, propone como una medida práctica para restablecer los lazos con el país comunista crear centros de cooperación en Seúl y Pyongyang que faciliten una comunicación directa entre ambos gobiernos.

Moon Jae-in, heredero de las políticas conciliadoras del controvertido ex presidente Roh Moo-hyun en la pasada década, exhibe una mayor voluntad y capacidad de diálogo con el hermético régimen de Kim Jong-un, algo que aplauden sus defensores, mientras sus detractores lo ven como una amenaza a la seguridad nacional.

El aspirante del PDU también ha prometido una cumbre bilateral, cuya fecha se decidiría a principios del año entrante, y despachar a la capital de Corea del Norte a un enviado especial para reiniciar los diálogos sobre las estancadas conversaciones a seis bandas.

Este proceso de diálogo multilateral orientado a lograr la desnuclearización de Corea del Norte, que implica a las Coreas, EEUU, China, Japón y Rusia, permanece suspendido desde 2008.

Los dos aspirantes a gobernar Corea del Sur han dejado claro, en todo caso, que desean desmarcarse de las políticas de línea dura hacia el Norte aplicadas por el presidente Lee y que han marcado especialmente sus últimos dos años en el poder.

Tras los ataques en 2010 al buque surcoreano Cheonan y a la isla de Yeonpyeong, que Seúl atribuye a Pyongyang, Lee Myung-bak restringió los contactos con Corea del Norte, limitó el envío de ayuda humanitaria, reforzó el Ejército y prometió responder con contundencia a futuras "provocaciones".

Estas políticas, si bien han alimentado diversos episodios de tensión y desencuentros entre Norte y Sur en 2011 y 2012, también han ejercido un fuerte poder disuasorio para el régimen de Kim Jong-un, cuyas amenazas no han llegado a transformarse en agresiones como en años anteriores.

Ahora, el sucesor de Lee asumirá el delicado reto de restablecer una relación de confianza con Corea del Norte y, a su vez, mantenerse firme si el impredecible régimen comunista lleva a cabo otra "provocación".

Para ello, heredará unas modernizadas Fuerzas Armadas que en breve contarán con misiles capaces de alcanzar todo el territorio norcoreano, después de que el pasado octubre EEUU diera luz verde a la vieja aspiración de Seúl de aumentar de 300 a 800 kilómetros el rango de sus proyectiles balísticos.

Mantener la hoy excelente salud de la alianza militar con Washington es otra de las tareas que afronta el ganador de las elecciones del 19 de noviembre, en cuyo mandato tendrá lugar el traspaso del control operativo del Ejército en tiempos de guerra de EEUU a Corea del Sur, programado para 2015.

Estados Unidos mantiene en el país asiático 28.500 efectivos como consecuencia de la Guerra de Corea (1950-53), concluida con un armisticio nunca sustituido por un tratado de paz que todavía en la actualidad sitúa a Norte y Sur técnicamente como enemigos.

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