Cae una organización criminal

La inocente pregunta que desvalija a los jubilados: así son los 'hurtos amorosos'

La inocente pregunta que desvalija a los jubilados: así son los 'hurtos amorosos'.
La inocente pregunta que desvalija a los jubilados: así son los 'hurtos amorosos'.

¿Sabe donde está este hospital? ¿Cómo puedo ir a esta calle? ¿No nos conocemos de algo? Estas inocentes preguntas eran el primer contacto de una organización criminal especializada en los hurtos y 'robos amorosos' con sus víctimas, la mayoría con más de 80 años. No dejaba nada al azar. El entramado era tan grande que lo sustraído acababa en Rumanía en pocos días, engordando las cuentas bancarias de los jefes de una organización muy hermética en la que los integrantes eran todos familiares miembros de un clan. Las víctimas volvían a sus casas sin reloj, sin joyas o sin cartera. Muchos no se habían ni enterado. Otros preferían no decir nada. Estaban avergonzados porque la mujer que se le había acercado alabando su belleza más bien lo hacía por el rolex que lucía.

Los relojes eran su principal objetivo, sobre todo los de la marca Rolex. Y eran unos especialistas: distinguían los originales de los falsos con solo mirarlos. Ahora mismo hay 42 personas detenidas, entre ellos tres menores de edad que empezaban en la organización haciéndose pasar por integrantes de un club de sordomudos. Su modus operandi era dejar papeles en una mesa y mientras entretienen a los comensales al mismo tiempo les están robando la cartera. Es el primer paso dentro de esta banda difícil de localizar por su constante itinerancia. De hecho, dos días antes de que la Policía Nacional emprendiera la operación en colaboración con la de Rumanía y Europol varios miembros de los investigados se trasladaron a Murcia para empezar allí a delinquir.

Echan el ojo a una posible víctima. Se toman su tiempo, no lo hacen al azar. Suelen ser mayores de 80 años.  Una mujer se acerca para preguntarle por una calle. Su simpatía es tal que acaban conversando y en algún momento le dice que le acompañe, le coge el brazo para decirle lo moreno que está, o le da un abrazo antes de despedirse... cualquier cosa para que haya un contacto que permita quitar ese reloj en el que se había fijado, la cartera, las joyas... Segundos después de conseguir el botín, ellas son las que mediante una señal avisan a un hombre que va conduciendo un coche y vigilando la situación. Lo sustraído lo lleva hasta el vehículo, que arranca rápidamente del lugar. 

Y así una y otra vez en un mismo día. Era su trabajo. Ninguno de los detenidos tiene un trabajo, por lo que vivían de delinquir. Y muy bien. La banda estaba asentada en España en la localidad de Getafe, viviendo unos muy cerca de otros y haciendo vida en familia sin llamar en exceso la atención. Era en Rumanía donde sí presumían de todo el dinero que tenían viviendo en lujosas mansiones y conduciendo vehículos de entre 100.000 y 150.000 euros que pagaban al contado en los concesionarios. También les gustaba alardear de joyas. Una vez eran robadas o bien se fundían o se llevaban hasta el coche transporte.

La organización contaba con un coche que todos los días iba recorriendo las localidades en las que se estaban cometiendo los robos y recogiendo el botín. Ese vehículo iba directo a Rumanía. Si los delincuentes no podían llegar hasta donde esperaba el coche guardaban las joyas en su vivienda pero el menor tiempo posible. Poco era también el tiempo que tenían para cometer los robos. Nunca asaltaron casas, sino que todo lo hacían en mitad de la calle. En alguna ocasión han llegado a acompañar hasta la puerta de su casa a una víctima porque "querían ese reloj sí o sí", aseguran los inspectores de una operación que pocos se esperaban encubriera una banda tan organizada. 

Estaban muy jerarquizados y todo quedaba en casa. Los tres dirigentes detenidos en Rumanía eran los jefes. Ellos ya se habían jubilado y solo recibían el botín. A España mandaron a sus hijos y estos a su vez a sus pequeños. Entre todos lograron cometer robos cuyo perjuicio económico supera el millón de euros.

Fue en Málaga donde empezaron a sospechar del número de hurtos que se producían en sus calles -hasta 100-. Eran varios los ciudadanos que se dirigían a comisaría porque había perdido el reloj. Tras varias preguntas los agentes tenían claro que se lo habían robado. Siempre alguien se había acercado a ellos para preguntarles algo. Cada una de las provincias donde han actuado durante los tres años que han estado operando en España eran los encargados de investigar estos hurtos. Pero uniendo todos al final se llegó a la conclusión de que ejecutaban el mismo modus operandi. 

Entre las víctimas hay dos casos que demuestra que el hurto cariñoso en el que estaban especializados se convierte en violento cuando se empeñan en un objeto concreto. Un hombre al que intetaron quitar el reloj llegaron a arrancarle una falange de la mano con una puerta. A otro le dejaron ciego de un ojo de un puñetazo cuando intentó defenderse. 

De las 42 personas detenidas nueve han ingresado en prisión provisional. No solo se ha descabezado a la cúpula sino que además se han intervenido todas sus líneas de financiación, impidiendo así que nuevos miembros que sigan en libertad puedan coger las riendas.

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