La ruptura de una pareja supone para los niños y los padres un duelo

  • Psicólogas aconsejan tener claro que lo que se rompe es la pareja, no la familia
La ruptura de una pareja supone para los niños y los padres un duelo
La ruptura de una pareja supone para los niños y los padres un duelo
EUROPA PRESS
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La ruptura de una pareja o matrimonio supone para los niños, igual que para los propios padres, un "duelo". Así lo aseguran las psicólogas del Colegio Oficial de Psicólogos de Murcia, Eugenia Piñero y Pilar Gandía, y es que, acentúan, "la separación supone la pérdida de costumbres y rutinas conocidas que a los niños les aportan tranquilidad".

A juicio de las expertas, es en este momento en el que se deben poner en práctica todas las habilidades y herramientas que permitan el desarrollo de la resiliencia, es decir, "la capacidad de superar, e incluso salir fortalecidos de situaciones adversas".

En cuanto a cómo afecta el divorcio, indican que dependerá de las características de cada unidad familiar y sobre todo del modo en que la familia afronte la nueva situación.

Desde el punto de vista de la psicología, opinan que "si se potencian las fortalezas de cada familia se puede favorecer una adecuada adaptación".

Como en todos los duelos o crisis, es "normal que aparezcan sensaciones de miedo y ansiedad en los niños, tristeza, búsqueda de respuestas y ciertas dificultades pasajeras de adaptación escolar o social", explican las psicólogas forenses.

En estos momentos de reorganización familiar "es importante que los niños sepan que cuentan con el amor incondicional de su padre y de su madre, y que estos les hagan ver que pueden superar las dificultades todos juntos".

Pues los niños suelen fantasear con la idea de que sus padres se vayan a reconciliar, "ya que la separación es algo que no eligen, sino que viene decidida por los adultos".

Además, "en la inmensa mayoría de los casos, los niños sienten tanto cariño por un progenitor como por el otro", por eso "es importante que entiendan que lo que se rompe es la pareja, que papá y mamá ya no son novios, pero no la familia".

LA IMPORTANCIA DEL MENSAJE

Las expertas recomiendan, por ello, que sean los dos padres juntos los que den la noticia a los niños, sin especificar quién ha tomado la decisión para evitar culpabilizar, dejando claro que es una decisión definitiva y que en ningún caso son ellos los responsables de la decisión ni de los motivos de la misma.

Un mensaje importante es que, aunque la pareja está separada aún existen cosas que tienen en común: "la más importante de todas, el cuidado y atención hacia sus hijos".

Pues, exponen, "cuando los niños no tienen suficiente información tienden a imaginarse qué puede haber ocurrido, y por el propio egocentrismo que les corresponde por edad pueden buscar la explicación en ellos mismos, considerando que son los culpables de la ruptura de la pareja".

"Es crucial que los niños dispongan de información acerca de la nueva organización familiar, creando una agenda o calendario que les facilite saber con quién estarán cada día".

Y es que "estas pautas les ayudan a estructurar su nueva realidad, a la que podrán adaptarse fácilmente si se siguen estas pautas básicas".

LO QUE SE ROMPE ES LA PAREJA, NO LA FAMILIA

Ante una ruptura lo importante "es tener claro que la familia puede seguir unida". Y que, a pesar de que cualquier ruptura de pareja provoca cambios importantes en la organización y rutinas de la familia, "los padres deben trabajar para facilitar la adaptación a esa situación".

Por lo que, según las psicólogas, la mejor forma de organizarse después del divorcio, es que si tanto el padre como la madre están capacitados para cuidar y educar adecuadamente a los hijos, estos pasen el máximo tiempo posible con los dos.

Como consejos generales para facilitar la adaptación a la nueva situación familiar, Piñero y Gandía subrayan que "los niños han de seguir siendo niños y los adultos han de permitir que lo sean", manteniéndoles al margen de la posible conflictividad de la pareja.

"Es importante favorecer la comunicación de los hijos con el padre/madre con el que no estén", añaden, así como que "la comunicación entre los padres sea directa, sin involucrar a los niños como mensajeros".

Además "los adultos han de dejar claro a sus hijos que siguen contando con su padre y con su madre, que aunque ya no están juntos, siguen siendo un equipo en cuanto a su educación, cariño y cuidados", así como hablar bien del otro, "o al menos evitar criticarle delante de los menores", pues, concluyen, "esto favorece el aprendizaje del respeto y protege su autoestima".

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