Unos padres piden 300.000€ por un error médico con graves secuelas para su hijo

Fotografía de un médico.
Fotografía de un médico.
Foto de rawpixel.com en Pexels.

Al pequeño Lucas, de 10 años, le diagnosticaron crisis epilépticas, una patología para la que tenía pautados una serie de medicamentos. Pero en febrero de 2018, a raíz de una revisión en el Hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres se le recetó, además, un fármaco adicional llamado Lamictal, que debía ser administrado de forma progresiva. Sin embargo, la dosis que le suministraron "excedía en cuatro veces la dosis a administrar" lo que derivó en la enfermedad rara del Síndrome de Stevens Johnson. Así lo relata la letrada Clara Lozano que, desde entonces, lleva la defensa de unos padres que exigen al Servicio Extremeño de Salud (SES) una indemnización de 300.000 euros para la que aún no han obtenido respuesta.

La familia reclama esta cantidad por las secuelas físicas y psicológicas que padece su hijo, ahora con once años de edad. Concretamente, el síndrome Stevens Johnson, una enfermedad rara que hace que la piel comience a ulcerar para posteriormente desprenderse.La familia, por medio del despacho de abogado madrileño Lex Abogacía, presentó una reclamación patrimonial hace más de un año ante el SES, de la que a día de hoy no han tenido respuesta, según ha trasladado la abogada a la agencia 'Efe'.

La encargada de la acusación asegura que, si no obtienen una respuesta próximamente, "acudiremos a la jurisdicción contencioso-administrativa". Lozano cuenta que, entre los medicamentos que Lucas recibía para la epilepsia estaba el Valproato (Depakine). La suma de este al Lamictal derivó en el síndrome de Stevens Johnson, no por la mera combinación sino por las cantidades: "Nosotros no rechazamos que se pueda combinar Lamictal con Depakine, lo que pasa es que la dosis pautada era muy superior, ya que excedía en cuatro veces la dosis a administrar", subraya la abogada.

La evolución de Lucas

En su estancia hospitalaria en el San Pedro de Alcántara de Cáceres, el pequeño Lucas empeoró con la aparición de múltiples erupciones cutáneas, por lo que se decidió su traslado al Hospital de Badajoz, donde se le diagnosticó el síndrome Stevens Johnson, una enfermedad rara que hace que la piel comience a ulcerar para posteriormente desprenderse.

A los cuatro días y dado su estado, fue derivado al Hospital La Paz de Madrid, "donde dieron con la tecla, algo que no evitó que estuviera ingresado durante varias semanas y con bastante dolor, además de los evidentes daños estéticos", ha dicho la abogada. Tras varias intervenciones, Lucas fue dado de alta aunque con secuelas cutáneas en el 60% del cuerpo, estéticas, de afectación visual y con perjuicio económico para la familia.

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