Un suceso que marcó 2019

Se cumple un año de la tragedia de Julen: los rescatadores aun lloran al recordarlo

Pozo donde entró Julen
Pozo donde entró Julen

Este lunes se cumple un año del trágico suceso que mantuvo a España en vilo durante casi trece días. El pasado 13 de enero de 2019 un niño de dos años caía a un pozo en una finca de Totalán de unos 70 metros de profundidad y 25 centímetros de diámetro. Ahí empezó el rescate agónico del pequeño Julen que puso en marcha un operativo técnico y humano jamás visto en nuestro país. Los que estuvieron en primera línea siguen sin poder recordar aquellas fatídicas horas sin derrumbarse. Todo parecía estar en contra para llegar hasta donde estaba el pequeño.  En un tiempo récord se cambió el paisaje para siempre de una zona en la que se trabajó sin descanso hasta lograr llegar hasta él. Microvoladuras, tapón de tierra, la Brigada de Salvamento Minero, tuneladoras, el Grupo de Rescate e Intervención en Montaña de la Guardia Civil... todo lo que hacía falta llegaba hasta esta localidad de Almería que hoy sigue llorando la pérdida del pequeño. Sus padres José Roselló y Victoria Garea esperan otro hijo. 

Acababa de empezar el año y este suceso marcó todo 2019. El calendario ha querido que el juicio por esta pérdida también sea uno de los primeros de 2020. El próximo 21 de enero empezarán unas sesiones donde el único procesado es el dueño de la finca, David Serrano, acusado de un delito de homicidio por imprudencia grave. El juicio, con poca carga penal -solicitan tres años de prisión para el acusado- y casi sin trascendencia jurídica, volverá a traer a la memoria esas imágenes de unos padres desolados, un pueblo volcado, unos operarios que sin mirar el reloj pasaron 32 horas horadaron la tierra y la roca que impedía a su antojo alcanzar al pequeño. La esperanza duró lo que tardaron en apagarse los focos mediáticos. La madrugada del 26 de enero, a la 01:25 horas Nicolás Rando, un agente del Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (GREIM) de la Guardia Civil, sacó el cuerpo del niño.

Fue el momento más duro en una trayectoria de 24 años rescatando a gente, también a niños de la edad de Julen. A Nico, como le llaman en su entorno, no se le olvida la inmensa pena que sintió cuando recogió al niño con sus manos, pero tampoco quiere olvidar el ejemplo que dieron las entidades de ámbitos diferentes en un trabajo común, sin fisuras ni protagonismos. "Se hizo todo lo que se podía hacer. Incluso más", resaltaba aquellos días. Aún recuerda la pena que le invadió cuando rescató el cuerpo. El también es padre y en ese momento su hija tenía la misma edad que Julen. No era la primera vez que rescataba niños. "Es lo que peor llevo", reconoce. Habían subido más veces por el túnel encapsulado construído en paralelo hasta llegar a Julen, pero esa vez, con el cadáver en su brazos, la subida fue más "dura, más pesada, más larga". Eran las 03:29 horas.

Otro nombre que salió del anonimato es el del ingeniero de Caminos que coordinó el rescate, Ángel García. "Hicimos en 12 días lo que, en condiciones normales, habría costado cinco o seis meses", repetía.  "Al día siguiente del suceso, recibimos la llamada de socorro de las autoridades, que estaban viviendo una situación dificilísima. En Málaga, contamos con un grupo de WhatsApp que incluye a 200 del total de 700 ingenieros de Caminos que tiene la provincia censados. Escribí un mensaje: 'El que entienda de esto, que venga'. ¡Como si alguien pudiese entender de algo así! A la media hora, nos presentamos en el pozo 14 compañeros. El equipo quedó finalmente integrado por ocho ingenieros". Trabajaron "a ciegas, pero siempre con la hipótesis de que estaba con vida, por lo que todos los procedimientos constructivos debían asegurar la integridad física" del menor y preservarse la inestabilidad del tapón de tierra para evitar que descendiera aún más, hasta la cota final del pozo de los 114 metros. En más de una ocasión, muchos meses después ha reconocido que sigue emocionándose al recordar aquellos días.

Ese tapón de tierra fue el primer impedimento que se encontraron en el rescate. Debajo estaba Julen. ¿Cómo podía estar ahí ese tapón? Mucho se escribió sobre ello. Al final el informe de la Unidad de Medio Ambiente de la Guardia Civil determinó que el análisis de las muestras de tierra señalaban que el pequeño quedó atrapado bajo un tapón de tierra que arrastró en su caída, incidiendo en que las muestras no presentan diferencias y son compatibles con los materiales geológicos de la zona. Otro informe añadió polémica al suceso. Pedido por la defensa del dueño de la finca de Totalán señalaba que el pequeño falleció a los pocos segundos después de sufrir la caída y que durante el rescate se produjeron lesiones en el cadáver "pero no fueron la causa de la muerte".

Todo se verá ahora en el juicio que pieza en nueve días. El Juzgado de lo Penal número 9 de Málaga ha fijado para ese día el comienzo del juicio por la muerte de Julen y la vista oral seguirá del 22 al 24 y los días 28 y 30 del mismo mes. El dueño de la finca será juzgado por un delito de homicidio por imprudencia grave por el que le acusa la Fiscalía, que solicita que se le imponga una pena de tres años de prisión; y la acusación particular, en representación de los padres del niño, que pide tres años y medio de cárcel. También se le impuso el pago de una fianza civil para asegurar las responsabilidades pecuniarias de 885.300 euros, teniendo en cuenta el coste de las tareas de rescate. La finca en estos momentos está embargada. 

El fiscal, en su escrito de acusación provisional, incide en que el procesado "no había señalizado ni advertido" de la presencia de la prospección e insiste en que "era el único conocedor" de la existencia del pozo, añadiendo que "los demás desconocían" la presencia del mismo ya que "apenas se veía". La acusación de los padres también achacó al acusado una "negligencia" que es "extremadamente grave" y una conducta omisiva, al prescindir de la observancia de cualquier medida de seguridad, debiendo tenerse en cuenta tanto "la gravedad de la acción del acusado" como el resultado; así como su conducta, en la que entiende que existen "multitud de infracciones normativas". Por su parte, la defensa del acusado señalan que no se sostiene la acusación por homicidio por imprudencia grave contra su cliente, insistiendo en la "imposibilidad de haber previsto el riesgo" de que el niño cayera y en que avisó varias veces de la existencia de pozos. "Culpable soy yo, culpables son los padres por no estar pendientes" de su hijo, ha dicho en alguna ocasión. 

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