Siempre Marbella: el tradicional refugio de la jet y el postureo de los 'beach clubs'

  • Los personajes pasan, pero la ciudad permanece. La familia real saudí se mudó a Marruecos, pero los 'beach club' los copan ahora las fortunas rusas.
Puerto Banús
Puerto Banús
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Marbella es ese lugar donde los galeristas no ponen obstáculos para exponer en período estival en una cita a la que llaman Art Marbella y a la que acuden algunos altos representantes de la nuestra jet set como Eugenia Martínez de Irujo, Tessa de Baviera, el príncipe Hubertus von Hohenlohe o su tía Beatriz. De hecho, el apellido Hohenlohe está íntimamente vinculado a los orígenes de esta localidad. También el de Jose Banús. Ellos pusieron la primera piedra de la marca Marbella. Todo empezó cuando Alfonso de Hohenhole conoció a Scherck en uno de sus viajes a México y le encargó construir el Beach Club del Marbella Club. José Banús, amante del lujo y de la exhibición, llegó a la Costa del Sol con la idea de crear un complejo turístico de fama internacional. Así nació la urbanización Nueva Andalucía con su puerto marítimo como centro de poder y de la diversión.

El proyecto inicial, con seis torres de 16 plantas, distaba mucho de la imagen que hoy conocemos del puerto. Hohenlohe se opuso a este proyecto y recomendó un nuevo puerto inspirado en Casares, situado a 36 kilómetros de Puerto Banús. Por aquel entonces algunas de las grandes familias de la aristocracia buscaban algún sitio seguro donde pasar desapercibidos y Hohenhole fue clave para redirigirlos a Marbella. Así es como Marbella y Puerto Banús entraron en la espiral de grandes destinos como Mónaco, Cannes o Saint Tropez.

Actualmente, Puerto Banús, con 4.000 metros cuadrados y 915 amarres para alojar veleros y superyates, es también una de las mayores concentraciones de marcas de lujo por metro cuadrado, como Dior, Saint Laurent, Hermès, Louis Vuitton, Gucci, Dolce & Gabbana, Jimmy Choo, Valentino, Loewe o Tom Ford. El puerto vive momentos de readaptación para evitar que los grandes buques no se vayan de la ciudad a otros destinos. Este año, el yate del emir de Catar, Sheikh Tamim bin Hamad Al Thani, no ha recalado en Marbella, sino en Málaga por falta de capacidad. También lo han hecho otros como que el ‘Luna’, la lujosa embarcación que perteneció a Roman Abramovich o el ‘Radiant’ de Abdullah Al Futtaim, el mayor empresario automovilístico de los Emiratos Árabes.

De aquel pueblecito de pescadores queda poco. La jet set aterrizó en los 60 con un Julio Iglesias y Gunilla Von Bismarck como exponentes del glamour social han dado paso a otras fortunas labradas en Internet y nuevos ricos que derrochan billetes en clubs como el Ocean Club, artífice de la Champagne Party. Lo que hoy se llama Ocean Club Marbella fue diseñado por el arquitecto José Banús como el club La Siesta, un lugar de asueto de la aristocracia allá por los años setenta y entre cuyo público ahora se encuentran, entre otros, Sergio Ramos o Eva Longoria, una enamorada de la ciudad. Ahí está también Opium, la discoteca de culto obra del joven empresario Ramón Bordás, que pisa asiduamente el joven Froilán, sobrino del Rey Felipe VI. Bordás procede de la familia propietaria del grupo catalán Costa Este que preside la noche catalana al mando de locales como Pachá, Nuba o el Bling Bling. Ahora es el Delfín, tras dejar su trabajo en JP Morgan, el encargado de liderar el Funky Buddha Banús y el Bing Bling Marbella. Otro de los locales más exclusivos es el Gray D’Albion, el que regenta Olivia Valere, una francesa que pasó de ser la relaciones públicas del Senado galo a cumplir las fantasías de los ricos en la Costa del Sol. La empresaria ya tenía otro local de éxito en Paris cuando se mudó a Marbella, prendada de la ciudad, y montó un imperio formado por otros locales de éxito que factura aproximadamente cuatro millones de euros al año. Sus hijos siguen su ejemplo con el Nao Pool Club, un lugar con piscina en la montaña donde se dispara champán de 6.000 euros a ritmo de gogós en triquini. Y no nos olvidemos de otros 'place to be' como el Trocadero, El Ancla y el Nikki Beach, muy frecuentado por jugadores del Real Madrid.

Los personajes pasan, pero Marbella permanece. La familia real saudí y su extenso séquito se mudó a Marruecos y los 'beach club' se llenaron de rusos y fortunas extranjeras. Aquí te puedes encontrar con el propietario de unos de los principales bancos de Holanda o a un multimillonario mexicano aficionado al golf. Es el encanto marbellí.

El impacto del Starlite

Otras de las 'armas' para revitalizar la ciudad en los últimos años con éxito ha sido Starlite, un festival boutique -como lo define la organización-, que, superados los desencuentros con la anterior corporación municipal de Marbella, reúne este año a figuras como Luis Miguel, Maná o James Blunt. El empujón económico de esta cita estival, que apoya el propio Antonio Banderas, no es nada desdeñable con una cifra de facturación próxima a los 80 millones de euros y un público de 200.000 visitantes. El festival se celebra también en las gradas. Ya hemos visto a Manuel Valls, político de moda del foro liberal, disfrutando de algún concierto y aún recordamos los movimientos de Ana Botella bailando el 'Despacito' el año pasado. El matrimonio Aznar-Botella son uno de los habituales de la ciudad desde hace años. Primero se instalaron en un apartamento y ahora poseen una mansión fortaleza en Guadalmina, una de las urbanizaciones de lujo.

Allí podrán codearse con otros millonarios. Creada en 1933 por Norberto Goizueta que, en sus orígenes, inició el complejo con la construcción del Hotel Guadalmina y una piscina rodeada de bungalows en los que ahora reside el periodista y empresario Jose María García, la misma Olivia Valere, Marisa de Borbón o el ex político Ignacio González, ex número dos de Esperanza Aguirre ya ahora caído en desgracia. Lo cierto es que las constructoras han vuelto los ojos a Marbella. Ahí están los proyectos de Mabel Capital, abanderada por Abel Matutes Jr., y su socio Manuel Campos, y la ampliación de las Lomas del Rey con 24 viviendas de lujo en 25.000 metros cuadrados de jardines con vistas al mar en plena Milla de Oro a tan solo 900 metros de la playa, a tres minutos de Puerto Banús y a cinco de Marbella.

En esta ciudad de eterno sol en la que ahora el Ayuntamiento anda otra vez dándole vueltas a los lindes, se levanta ‘La Zagaleta’, un 'summun' del lujo discreto, que compite en intimidad y privacidad con otros refugios para ricos como ‘La Finca’. Fundada en 1991, ocupa un espacio de casi 1.000 hectáreas en el que fuera el coto de caza de Adnan Khashoggi, el magnate saudí. Fue el empresario Enrique Pérez Flores, al mando de un grupo de inversores españoles, suizos y alemanes, quien adquirió aquellos terrenos cuando salieron a concurso y construyeron 200 mansiones, dos campos de golf, un club deportivo, un centro hípico con helipuerto y lago privado. Sus habitantes son ingleses, alemanes y nórdicos, españoles y árabes, en gran medida. El coste de una casa, que puede llegar hasta los 25 millones de euros, incluye también un servicio exclusivo 24 horas al día que les facilita desde la reserva de un vuelo chárter privado o la gestión integral de sus propiedades. Pura exclusividad. En este ambiente de eterna intimidad, y a pesar de que se desconoce quién vive entre sus fronteras, residen algunos como Hans Snook, fundador de Orange Telecom; Jürgen Bartels, expresidente de la cadena Starwood Hotels; lord Stanley Fink, extesorero del Partido Conservador británico, y el gurú de Silicon Valley, David Heinemeier Hansson.

El complejo está bajo el paraguas empresarial de Zagaleta Limited con sede en Londrés y cotiza en la bolsa de Zurich. La compañía tiene a la venta ahora cinco nuevas villas con precios que oscilan entre los 10 y los 14 millones de euros.

Marbella ha logrado dejar atrás la mala fama que la vistió durante años por el conocido ‘Caso Malaya’. El Ayuntamiento cambió de color político el verano pasado tras una moción de censura que encumbró de nuevo a la popular Ángeles Muñoz a la alcaldía. Ella es la responsable de que hace unos días el consistorio recibiera un cheque de 12 millones de euros procedente de la venta de bienes de Juan Antonio Roca, cerebro de Malaya. La ciudad, que empieza a recuperar lo perdido, tiene entre sus récord tener a la venta alguna de las propiedades más caras de nuestro mapa. Algunas pertenecen a las mejores fortunas, como la de Gunilla Von Bismarck o la de Prince, y la de la mismísima alcaldesa que tiene en la urbanización Vega del Colorado aunque no sabemos en cuánto está fijado el precio. Hace poco más de un año la puso a la venta por 12 millones de euros, aunque ahora se oculta la cantidad en internet y cualquiera que esté interesado debe consultarlo con la inmobiliaria encargada de venderla. El lujo nunca deja de lucir en Marbella.

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