Siete años de cárcel por atropellar a un joven que bailó en capó de su coche

  • La Audiencia Provincial de Cádiz ha condenado a Guillermo C.V. a siete años y seis meses de cárcel como autor de un delito de asesinato en grado de tentativa por atropellar a un joven que bailó sobre el capó de su automóvil durante un botellón en el aparcamiento de las carpas de Conil de la Frontera.

Cádiz, 3 ene.- La Audiencia Provincial de Cádiz ha condenado a Guillermo C.V. a siete años y seis meses de cárcel como autor de un delito de asesinato en grado de tentativa por atropellar a un joven que bailó sobre el capó de su automóvil durante un botellón en el aparcamiento de las carpas de Conil de la Frontera.

Los hechos ocurrieron en agosto de 2009 cuando el condenado, que tendrá también que abonar una indemnización de 44.000 euros, se encontraba en esta zona de ocio que muchos jóvenes utilizan para consumir bebidas alcohólicas en el interior de su coche.

Una de las personas que se encontraba allí congregada, Raúl D., decidió subirse al capó del vehículo para bailar sobre él, momento en el que conductor aceleró y frenó bruscamente en dos ocasiones con su coche, un Audi A3, logrando que la víctima cayera por la zona delantera.

El procesado, de 25 años y vecino de Rota, emprendió la marcha pasando el coche por encima del cuerpo del otro joven, que fue atendido de inmediato por la multitud que estaba allí congregada.

A consecuencia de la caída y el posterior atropello el joven sufrió diversas fracturas, heridas y laceraciones que le obligaron a una recuperación superior al año y medio y de la que le han quedado como secuelas múltiples cicatrices y limitación en la movilidad de una de las piernas.

En el interior del vehículo, que se dio a la fuga, viajaba también Juan Antonio V. C., absuelto de los delitos de omisión de socorro y encubrimiento y que colaboró con la Guardia Civil para el esclarecimiento de los hechos.

Según los testigos, el joven infractor podía haber evitado el aplastamiento girando el coche en la huida, ya que había espacio suficiente a los dos lados para no pasar por encima del cuerpo.

El vehículo fue localizado en la cabina de lavado de una gasolinera cercana, donde el ahora condenado sostenía la manguera con la que se disponía a eliminar los restos que hubieran quedado del accidente.

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