Sigue prácticamente impune la masacre de musulmanes de 2002 en la India

  • Hace ahora diez años la India vivió, en uno de los mayores estallidos de violencia sectaria de su historia, la matanza de entre mil y dos mil musulmanes en el estado occidental de Gujarat, una masacre que, hoy por hoy, permanece casi impune.

Pau Miranda

Nueva Delhi, 29 feb.- Hace ahora diez años la India vivió, en uno de los mayores estallidos de violencia sectaria de su historia, la matanza de entre mil y dos mil musulmanes en el estado occidental de Gujarat, una masacre que, hoy por hoy, permanece casi impune.

A pesar de que los tribunales condenaron hace cuatro meses a un grupo de hindúes por uno de los muchos episodios de violencia ocurridos entre febrero y marzo de 2002, la mayoría de aquellos crímenes siguen sin haber sido juzgados una década más tarde.

El de noviembre es el único veredicto relevante contra los responsables de las muertes de musulmanes, y significó cadena perpetua para 31 hindúes por quemar vivos a 33 musulmanes, la mayoría mujeres que se habían refugiado en una casa.

En cambio, la muerte de un grupo de peregrinos hindúes -que fue la chispa del estallido violento de 2002- sí fue juzgada, y los jueces dictaron hace un año la condena a muerte para 11 musulmanes y cadena perpetua para otros 20.

"Las minorías atacadas responden con la ley y los musulmanes no han podido superar lo que pasó porque no han recibido la justicia necesaria", dice el sociólogo y escritor Dipankar Gupta, autor de "Justicia antes que reconciliación", centrado en choques sectarios.

Los musulmanes indios, unos 160 millones de personas, son cerca del 13 % de la población, aunque ocupan apenas un 5 por ciento de los puestos públicos en las instituciones oficiales y su acceso a la educación sigue siendo muy deficiente.

Los hechos ocurridos en Gujarat hace diez años son objeto de diversas interpretaciones y han generado un debate que, aunque ha perdido intensidad en la agenda pública india, renace periódicamente.

Los disturbios comenzaron como reacción al incendio -según los extremistas hindúes, provocado por musulmanes- de un tren atestado de peregrinos ("karsevaks") el 27 de febrero de 2002, un suceso en el que perdieron la vida 59 personas, entre ellas mujeres y niños.

En los días siguientes, entre mil y dos mil musulmanes fueron asesinados en varias ciudades por grupos de radicales hindúes ante la pasividad la Policía.

En la vorágine también hubo algunas represalias contra hindúes de la zona.

Para algunos analistas y políticos de corte nacionalista hindú, el incendio del tren fue orquestado por organizaciones radicales musulmanas y lo acaecido luego fue una reacción incontrolable y fortuita de ira popular.

"Lo que pasó en 2002 fue una desgraciada conjunción de factores. Tras la desgraciada muerte de 59 peregrinos hindúes, lo ocurrido luego fue solo fruto de la ira de la gente, y fue imposible de contener", dice el sociólogo indio Yogesh Atal.

En 2007, el semanario indio "Tehelka" publicó un número especial que denunció, mediante grabaciones con cámara oculta, que las matanzas fueron planeadas y tuvieron la connivencia de algunas autoridades.

Hasta ahora, las controvertidas investigaciones del Gobierno de Gujarat han descartado la implicación en los disturbios del Ejecutivo regional o las fuerzas de seguridad.

Sin embargo, hace tres años la ministra regional de Mujeres e Infancia, Maya Kodnani, tuvo que dimitir de su cargo y fue arrestada tras ser acusada de liderar una de las turbas que cometieron asesinatos en aquellos días.

Gujarat estaba gobernada ya entonces por su actual jefe de Gobierno, el controvertido Narendra Modi, que pertenece al partido conservador Bharatiya Janata Party (BJP) y que afirmó entonces que los pogromos respondían a una "cadena de acción-reacción".

En general, y a pesar de que desde entonces ha habido algunos estallidos menores de violencia sectaria, la mayoría de analistas coinciden en que es difícil que hoy se repitan choques religiosos de esa magnitud.

"La situación fue fruto de una coyuntura temporal y las cosas han vuelto a la normalidad. La evidencia de eso es que no ha vuelto a pasar nada desde entonces", defiende Yogesh Atal.

"La tensión sigue existiendo y muchos musulmanes siguen teniendo miedo de mostrarse como tales. El conflicto es aún latente, pero las autoridades regionales quieren evitar más problemas y los musulmanes están mejor organizados que entonces", afirma Dipankar Gupta.

Un analista francés especializado en política india, Christophe Jaffrelot, afirmó tajante esta semana en el diario local "India Express": "No se ha aplicado justicia y la reconciliación entre hindúes y musulmanes no ha llegado a Gujarat".

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