Siria. Amnistía denuncia torturas a opositores dentro de los propios hospitales


El régimen de Bashar al Asad “ha convertido sus hospitales en instrumentos de represión” contra los opositores ingresados, según el último informe de Amnistía Internacional.
Titulado “Crisis de salud: ataques del gobierno sirio contra personas heridas y profesionales de la medicina”, este trabajo señala que en al menos cuatro hospitales del estado pacientes heridos en incidentes relacionados con las protestas han sufrido malos tratos y torturas, en ocasiones a manos de los propios sanitarios.
Además, aquellos trabajadores de centros sanitarios sospechosos de proporcionar tratamiento a manifestantes u opositores han sido a su vez detenidos y torturados, destacó Amnistía.
Parece que las autoridades sirias “han dado plena libertad a sus fuerzas de seguridad en los hospitales”, apuntó la organización, que se mostró muy preocupada ante este hecho.
Con todo, agregó que las denuncias de agresiones protagonizadas por personal médico y de seguridad en los hospitales nacionales de Banias, Homs y Tell Kalakh y en el militar de Homs resultan todavía más alarmantes.
En este último, un médico declaró a Amnistía haber presenciado cómo cuatro compañeros suyos y alrededor de 20 enfermeros atacaron a ciudadanos heridos en incidentes con la policía.
El informe también recoge asaltos y detenciones de opositores heridos dentro de los propios centros, y atestigua cómo a un enfermo se le retiró el respirador artificial antes de ser sacado del hospital.
LAS TRASFUSIONES
Muchas personas tienen miedo de “acudir al hospital” y prefieren curarse en casa pese a la gravedad de las heridas, señaló Amnistía, mientras que las más graves optan por asistir a hospitales privados o de campaña “mal equipados”, precisó.
Según el trabajo, en Siria los suministros de sangre dependen en exclusiva del Banco Central de Sangre, que controla el Ministerio de Defensa.
Aquí surge el siguiente problema, pues si un médico envía una solicitud a este organismo puede poner en riesgo al paciente “de ser detenido y torturado”, explicó un profesional.
“Es un dilema al que nos enfrentamos cada vez que llega un herido de bala”, declaró.

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