"No hay ni un solo menor" en los 135 asentamientos identificados por el Ayuntamiento

EUROPA PRESS

El Ayuntamiento de Madrid tiene identificados 135 asentamientos repartidos en los 21 distritos en los que "no hay ni un solo menor", ha asegurado la delegada de Equidad, Derechos Sociales y Empleo, Marta Higueras, en una entrevista concedida a Europa Press, refiriéndose en todo momento a asentamientos de población rumana de etnia gitana y otras nacionalidades, no a poblados como los de Cañada Real y el Gallinero.

El Consistorio tiene identificadas a 1.226 personas en asentamientos, un conocimiento al detalle, con intervención social incluida, que les lleva a saber no sólo cuántos hombres y mujeres son, sino también sus nacionalidades (la más numerosa es la rumana, con 777 personas) e incluso si tienen perros.

El mayor número de asentamientos se reparte entre Centro (16), Chamartín (16), Moncloa-Aravaca (14), Fuencarral-El Pardo (13) y Arganzuela (12). En sentido inverso se encuentran Vicálvaro, Usera y Villa de Vallecas, con uno por distrito, Moratalaz con dos y Barajas con tres.

Los asentamientos son muy heterogéneos en su composición: pueden ir desde los integrados por dos personas hasta los que tiene medio centenar viviendo en tiendas de campaña, bajo puentes, en chabolas, caravanas, naves abandonadas o antiguas fábricas. Los más numerosos en los asentamientos son los rumanos de etnia gitana. También hay gitanos españoles, polacos, búlgaros, marroquíes, subsaharianos, turcos, portugueses, ecuatorianos y paraguayos.

MAPA DE LOS ASENTAMIENTOS

Marta Higueras demuestra, con los datos en la mano, que todo lo que la oposición pedía, y aprobó con sus votos, en el pleno extraordinario de esta semana "ya se está haciendo" empezando por este mapa de los asentamientos. Los votos de PP, PSOE y Ciudadanos sacaron adelante que el Samur Social realizase un mapa de los asentamientos en dos meses. La realidad es que ya está hecho.

La delegada echa por tierra con los datos en la mano la existencia de menores en estos asentamientos, a pesar de que el PP afirmara en el Pleno que esta situación dramática se estaba produciendo. "Hoy en Madrid cualquier persona que viera mendigando a un menor llamaría a la Policía o al Samur y el menor sería atendido de inmediato", argumenta la titular de Equidad, que no pasa por alto el hecho de que las personas que viven en asentamientos saben que si hubiera un niño en ellos "actuaría la comisión del menor, garantizado".

En poblados asentados, como el Gallinero y la Cañada Real, sí hay menores, fundamentalmente rumanos de etnia gitana, "todos escolarizados". El Ayuntamiento vigila que vayan a clase con un programa que controla el absentismo escolar "al día". "Cuando un día un menor no va al colegio vamos a la chabola a ver qué ha pasado", explica la edil, que reconoce el alto fracaso escolar registrado.

Estos menores tienen en su contra circunstancias como el idioma --"muchos chavales no saben hablar castellano"-- y el hecho de que "algunos nunca han estado escolarizados". El apoyo prestado por el Ayuntamiento empieza por el idioma o ayuda para hacer los deberes con el fin de que "esos chavales consigan unos recursos básicos que les permita tener un empleo digno".

Pero no todo es estudiar. La integración se consigue con programas lúdico-culturales como el que es posible gracias al convenio con el Real Madrid: el club deportivo pone profesores que enseñan a los chavales de los poblados a jugar al fútbol y al baloncesto, vestidos con las equipaciones, y lo hacen en polideportivos donde comparten su tiempo con otros chicos. "Es integración a través del deporte", ha explicado la edil, antes de agradecer la colaboración del Real Madrid.

COMISIONADO

El Ayuntamiento de Madrid ha puesto en marcha un comisionado para trabajar en la Cañada Real Galiana con el trabajador social Pedro Navarrete como interlocutor del Consistorio. En este poblado, argumenta la concejala, empieza a haber problemas serios porque se han producido los asentamientos "en las vías del tren o encima de un gaseoducto".

"Nos urge levantar a muchas personas que están en esa situación de peligro pero es difícil explicarles los motivos por los que se tiene que tirar la chabola", ha reconocido la también primera teniente de alcalde, que indica que en la Cañada Real conviven "casas de verdad con chabolas, infravivienda, gente que pone una tienda de campaña, personas que pagan la luz, junto a la parte trágica de la Cañada, que es la zona de venta de droga".

"NO QUITAREMOS UNA VIVIENDA SIN DAR ALTERNATIVA"

"Esa parte delincuencial se combate siempre que se puede. Esa parte delincuencial no la amparamos nunca, otra cosa es la parte de la gente que está enganchada a la droga", ha matizado la concejala. Ayuntamiento y Comunidad trabajarán en la ordenación del poblado, junto con el resto de consistorios implicados, teniendo en cuenta la vertiente urbanística, social y policial. En este punto Higueras advierte de algo: "no vamos a quitar a nadie una vivienda sin dar una alternativa".

"Queremos levantar esos asentamientos para darles mejores condiciones de vida", ha argumentado la concejala, que recuerda el plan de acción urgente ya acometido en el Gallinero, con desratizaciones, desinsectaciones, contenedores de basura y el reparto de 10.000 bolsas. "Sacamos toneladas de basura", ha destacado al dar cuenta de la vida en el poblado, asentado encima de un basurero, donde las ratas "son tan grandes como conejos".

La Administración trabaja en "dignificar las condiciones de vida" con acciones como pavimentar el camino que utilizan los niños para ir a coger el autobús que les lleva al colegio, actualmente un lodazal cuando llueve. "Nos gustaría que vivieran en otro sitio, pero como no tenemos de momento otro, vamos a dignificar las condiciones de vida", ha remachado.

VALLAN, CONSTRUYEN CHABOLAS Y LAS ALQUILAN

Marta Higueras, por otro lado, ha sido muy contundente al asegurar que no consentirán que nadie se aproveche de los más vulnerables. Y es, como ha explicado, tienen detectados casos en la Cañada en los que se vallan miles de metros de terrenos que no son suyos, construyen dentro chabolas y las alquilan a inmigrantes por precios que rondan entre los 150 y los 200 euros.

"Están sacando muchísimo dinero. No podemos consentir una cosa semejante, que haya gente que se lucre de la vulnerabilidad", ha subrayado.

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