Suecia enterrará con honores a 300 renos muertos por accidente

  • Los animales, muy queridos por los suecos, murieron hace unas semanas al caer a un río congelado. El destino de los 300 renos está siendo motivo de debate en el país, donde una empresa se ofreció a destinarlos para la producción de biocombustible. Una idea que no gustó nada.
Una manada de renos en la península de Yamal en el círculo polar ártico.
Una manada de renos en la península de Yamal en el círculo polar ártico.
Denis Sinyakov | Reuters
Marcus Oscarsson | GlobalPost para lainformacion.com
Marcus Oscarsson | GlobalPost para lainformacion.com

(Estocolmo, Suecia). Que casi 300 renos se ahogaran trágicamente al caer en un río congelado de Suecia ya es una mala noticia. Pero lo que nadie se esperaba es que una empresa quisiera utilizar los animales muertos para producir biocombustible.

El pasado noviembre, los escandinavos quedaron horrorizados cuando los renos, muy apreciados por su naturaleza generosa y su asociación con Papá Noel y la Navidad, perecieron camino de las montañas donde pasan el invierno. Los residentes de la aldea de Sirge conducían a unos 3.000 renos a través del bosque y sobre el río congelado de Kutjaure en el norte de Suecia, en un recorrido tradicional que se repite dos veces al año.

Los animales, que pertenecen al principal grupo aborigen del país (los sami), normalmente caminan en fila. Al parecer, algo asustó al reno que dirigía la manada y la excursión acabó en tragedia. "Después de cruzar el río, el reno guía se giró repentinamente, sin motivo", explica Erik Gustavsson, un funcionario que investiga el incidente. La confusión se extendió al resto de la manada y la excursión se convirtió en un caos. "La manada comenzó a correr en círculos sobre el hielo", afirma Gustavsson. "Eso aumentó tanto la presión que finalmente el hielo cedió".

Reno tras reno fueron cayendo en las frías aguas y luchaban por no ahogarse. Los pastores, que se desplazan en motos de nieve, no pudieron hacer nada mientras los renos –en su gran mayoría hembras con sus crías- caían al agua. El hielo se siguió fracturando a medida que los animales intentaban trepar y subir a algún trozo de hielo firme.

"Nunca había sucedido algo así", afirma acongojado Bertil Kielatis, un pastor de renos. "Es una tragedia, especialmente para los animales que la sufrieron. Quedarse de pie y mirar a los animales luchando en el agua y no ser capaz de hacer nada para ayudarles, es horrible".

En términos económicos, es difícil calcular las pérdidas. Las hembras y las crías "son las más valiosas y representarán una pérdida económica durante años", afirma Alf Nygard, un representante local. Los renos se crían para aprovechar su carne, pero también su leche, que se considera una exquisitez. Gustavsson no prevé consecuencias legales. "La comunidad sami evaluó el hielo antes de trasladar a la manada de renos y determinó que estaba en condiciones adecuadas. Lo que pasó no se podía prever", afirma.

La industria del reno es fundamental para los sami, un grupo minoritario en los países nórdicos. Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia tienen más de 80.000 habitantes de esta etnia. Los acongojados sami querían esparcir los restos de los animales en las montañas cercanas, pero las autoridades dijeron que no. "Esparcir los cuerpos en las montañas está prohibido por la ley europea", señala Catarina Molander, directora de la Oficina Sueca de Agricultura.

Entonces llegó la oferta de una empresa de energía de Noruega. Los sami quedaron estupefactos. Pero la noruega Protein Corporation indicó que los animales muertos se podían moler, secar, esterilizar y convertirlos en biocombustible. Es el procedimiento de la empresa cuando procesan los cuerpos de animales de granja que mueren en un accidente o a causa de la edad. "Será harina de huesos y grasa. La harina se quema y la grasa se usa como aceite para calefacción. Ambos son productos de energía limpia", indica Bjarne Hagen, director de Protein Corporation.

"Esto va contra las tradiciones sami. No es una práctica nuestra quemar los huesos y los animales. Estos son animales que conocemos y hay muchos sentimientos de por medio", afirma Jakob Nygard, vicepresidente de la comunidad de Sirge.

Los pastores de Sirge finalmente han decidido trasladar los 291 renos a Jokkmokk, en el extremo norte de Suecia, con un helicóptero. Los renos serán enterrados allí y se hará un homenaje en el cementerio de la ciudad. Los cuerpos de los animales se han ido retirando del hielo poco a poco y se han tenido que usar sierras eléctricas. "Es la opción que sentimos que es más ética y moralmente correcta", dice Jakob Nygard. Le pedirán ayuda económica al gobierno, porque el transporte y el lugar del entierro tendrán un alto coste.

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