Poco después de las 12H00 (11H00 GMT), unos policías subieron a bordo de los trenes que cruzan el puente-túnel de Öresund entre Dinamarca y Suecia para controlar la identidad de los viajeros.
El gobierno había anunciado el miércoles su decisión de restablecer los controles en los principales puntos de acceso a su territorio, por primera vez desde la entrada del reino en la Unión Europea y en el espacio Schengen en 1995.
"No es un muro", declaró sin embargo el primer ministro Stefan Löfven desde La Valeta, donde se celebra una cumbre entre dirigentes europeos y africanos sobre la crisis migratoria.
"Tenemos que conservar el control de la situación en nuestras fronteras. Es normal, estamos ante una situación difícil, Suecia ha recibido a numerosos refugiados, más que cualquier otro país respecto a su población", justificó.
La Oficina de Migraciones sueca se ha visto desbordada por la llegada de más de 80.000 migrantes desde septiembre -tantos como durante el conjunto de 2014-, a pesar de la contratación de 2.000 agentes este año.
Los centros de acogida están saturados, los migrantes son dirigidos hacia campamentos de tiendas de campaña y los plazos de examen de las peticiones de asilo son cada vez más largos.
El restablecimiento de los controles concierne, sobre todo, las dos "autopistas" de la inmigración hacia Suecia: el puente de Öresund y los ferrys procedentes de los puertos daneses y alemanes del Báltico.
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