'SuperMario', así es el VIP que lleva más de 8.000 noches de crucero en crucero

  • En 1997 dejó su trabajo como director de finanzas internacional de una gran compañía y ahora dirige su empresa desde una tumbona.
Mario Salcedo posa mientras toma el sol
Mario Salcedo posa mientras toma el sol
Royal Caribbean

Le llaman SuperMario y no es para menos. 'The New York Times' le califica como el hombre más feliz del mundo y argumentos no le faltan. Lo que para otros son vacaciones para él es su vida:  lleva más de 8.000 noches viviendo... de crucero en crucero. Mario Salcedo no es capitán, pero tiene su propia placa en su camarote. Su vida cambió en 1997. Llevaba 21 años viajando por el mundo como director financiero internacional de una gran compañía e hizo 'crack'. El avión era su casa. Dijo basta. Y decidió que ahora viajaría por placer, pero no en avión. Volar más, no.

Como buen 'broker' planificó. Para pensar en su nueva vida hizo un crucero y vio la luz. Primero hizo cuentas. El coste sería de algo más de 58.000 euros al año durmiendo en una cabina (una suite eleva el coste a 117.000 euros). Con sus contactos montó su propia empresa de gestión de inversiones para terceros, eso sí, por internet. Y se lanzó al mar.

Ahora SuperMario trabaja por las mañanas, no más de cinco horas, gracias a que el crucero le ofrece internet gratis. Claro, Mario, el hombre que ha batido todos los récords, es cliente VIP. Muy VIP. Tiene hasta su propio 'concierge' para atenderle personalmente. Y la Royal Caribbean, la única línea en la que ya navega y para la que tiene reservas los próximos tres años, le permite una perfecta conexión. No en vano ha estado en 22 de sus 24 barcos.

Jesús García, editor jefe de www.cruceroadicto.com, conoce a Mario, cómo no. Y confirma que a su lado no se percibe una gota de estrés. Su sonrisa y afabilidad es contagiosa. No, no tiene prisa para nada. Mario reconoce que vivir en un ambiente en el que la gente quiere pasarlo bien y relajarse hace conectar de otra manera.

Mario Salcedo junto a su placa
Mario Salcedo junto a su placa/ Royal Caribbean.

SuperMario reconoce que el Voyager of the Seas desde Estados Unidos a China es su travesía perfecta, mientras que el Cozumel y el de Grand Cayman son sus puertos preferidos. Recuerda Málaga y Barcelona y no olvida los fiordos noruegos. Porque Mario no está en su camarote. Es un amante del buceo, de hacer excursiones, bailar salsa (siente debilidad por los boleros), tomar el sol y fumar puros con su copa de licor. Sin prisas. Cada cierto tiempo pasa por su casa de Miami a hacerse chequeos médicos y ver a esos amigos de tierra firme que ya no lo son tanto, los mismos que le llamaron loco de atar hace más de 20 años.

Cozumel, uno de los destinos preferidos de SuperMario para bucear
Cozumel, uno de los destinos preferidos de SuperMario para bucear.

SuperMario (a estas alturas tiene justificado el apodo) considera cada puerto como un barrio flotante. Selecciona los itinerarios de los cruceros por el Caribe, sus preferidos, para tener una escala cada día, y tan solo uno o dos de navegación, aunque confiesa que dentro del crucero encuentra todo lo que uno puede desear. Espectáculos, gastronomía de calidad, actividades... Reconoce que se cuida, que mira la dieta, hace deporte y ha sabido sobrellevar al tentación de 'buffet libre'. A lo que no se ha resistido es a una buena siesta. La adora.

No es el único que ha decidido que la serie 'Vacaciones en el mar' sea algo más. Jesús García reconoce que otras cuatro personas han decidido vivir así, aunque les queda mucho para llegar a 'Supermario'. La realidad es que cada vez más personas, especialmente en Estados Unidos, están optando por vivir en barcos de cruceros al llegar su jubilación ya que los costes son casi parecidos (o menores ) que los que suponen vivir en tierra. SuperMario aún recuerda cuando una Navidad tuvo que hacer de Papa Noel durante horas para todos los pequeños del crucero. Eso es lo que se lleva travesía tras travesía. Amigos no le faltan. Todos con ganas de divertirse en sus vacaciones. Y no, SuperMario nunca se mareó.

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