"Tranquilos, estoy bien", aseguró a sus allegados Massimiliano Natalucci, que apenas sufre unos rasguños en una pierna tras varias horas de angustia en la sala de conciertos, en la que murieron al menos 82 personas en un ataque islamista.
Una amiga de Natalucci, también de la zona de Ancona, en la costa adriática, está herida en un hombro y será operada este sábado.
"Tuvieron a un terrorista a menos de tres metros durante todo el tiempo", aseguró el padre de Natalucci al Corriere Adriatico.
El 29 de mayo de 1985, Massimiliano que entonces tenía 15 años, salió indemne, junto a su padre y un tío, de la avalancha mortal que provocó 39 fallecidos en el estadio Heysel antes de la disputa de la final de la Copa de Europa de fútbol entre la Juventus y el Liverpool.
Precisamente, durante el partido amistoso que disputaron el viernes las selecciones de Bélgica e Italia, en el ahora llamado Estadio del Rey Balduino, se guardó un minuto de silencio en el minuto 39 del encuentro en memoria de las víctimas.
Según su hermana Federica, un beso del papa Juan Pablo II en la plaza San Pedro de Roma cuando tenía 8 años ha sido lo que ha protegido en ambos casos a Natalucci.
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