Hay doce detenidos

Tensión en la Cañada Real: los cortes de luz destapan plantaciones de marihuana

Una nueva operación antidroga de la Policía Nacional ha acabo con al detención de doce personas y ocho plantaciones de marihuana. Mientras, los vecinos del sector IV siguen sus protestas por los cortes de luz.

Sector VI de la Cañada Real
Sector VI de la Cañada Real
EFE

Los vecinos del sector VI de la Cañada Real vuelven a despertarse con el ruido de las sirenas de la policía, tal y como se habían acostado la noche del miércoles después de que cortaran la nacional A-3 en protesta, según ellos, de los numerosos cortes injustificados de luz que sufren en sus viviendas. Desde ayer esos mismos vecinos ya saben cual es parte del problema de lo que a día de hoy puede ser el latifundio de plantaciones de marihuana del que sale la mayoría de este tipo de droga que se consume en Madrid. Ocultas en naves, requieren de mucha más luz para su cultivo, lo que llega a cargar la red eléctrica hasta en un 500% según denunciaba ayer la distribuidora. Ayer en una operación policial 100 agentes llegaron para descubrir hasta ocho plantaciones. Ya hay doce detenidos en una operación que sigue abierta. 

Se practicaron al menos cinco registros en naves e infraviviendas. Por el momento se desconoce el número total de plantas que la organización tenía en su poder, ya que los agentes aún están recopilando datos, aunque se han incautado alrededor de 30.000 euros en efectivo. Los vecinos, atentos a cualquier movimiento policial, cumplían a rajatabla la ley no escrita del sector más problemático de todos: ver, oír y callar.  Ellos insistían en que necesitan volver a tener luz "porque no podemos ni ducharnos ni comer" pero nada sabían de esas plantaciones que ayer veían la luz del sol con la llegada policial

Durante la operación, los agentes desinfectaron antes las zonas para evitar el riesgo de contagio por el coronavirus y comenzaron a realizar el balance de las plantaciones intervenidas ante la mirada atenta de mayores y pequeños, muchos con mascarilla tras la que ocultan el rostro al mismo tiempo que increpaban a unos agentes que veían a lo lejos columnas de humo en la A-3 donde habían vuelto a cortar la carretera quemando neumáticos. "No vamos a consentir que nos derriben nuestras casas", aseguran ante las cámaras de Telemadrid uno de los vecinos incitando además al resto asegurando que "si la policía usa la violencia nosotros también". 

Las instalaciones con las plantaciones están fuertemente bunkerizadas, por lo que los agentes han tenido que emplearse a fondo para entrar, utilizando sierras eléctricas y mazas. Además, otros policías han terminado con varios enganches ilegales al fluido eléctrico que pese a estar allí los vecinos negaban lo evidente -que era la causa del problema de los cortes- porque "yo se lo que pasa en mi casa, pero no lo que pasa en la casa del vecino". 

Este nuevo golpe a la droga en la Cañada Real se suma al desmantelamiento del clan de Los Kikos, organización criminal que regentaba la venta de drogas en el poblado madrileño, que llegaba a suministrar cerca de 200 dosis diarias de estupefacientes y vivía en un complejo prácticamente impenetrable. El trasiego de toxicómanos no ha cesado ni durante el confinamiento y ellos eran una de las causas, aunque no la única.

Fuentes de la Policía Nacional relataban a este medio que son varias las chabolas en los que se vende droga y se puede ver muchas veces alrededor a estos compradores que llegan en su coche particular, en autobús o andando "como haga falta". Cada vez menos se ven los coches 'cunda' -taxi de la droga- tras varios golpes policiales contra estas mafias que se dedicaban a llevar a los drogadictos hasta la misma Cañada ante la negativa de los taxistas de entrar en la zona. 

Los agentes son conscientes de que el último golpe fue uno de los más importantes. Allí sigue ese construcción que no se puede derribar porque en la primera planta un señor asegura que vive, aunque los agentes tienen claro que puede estar pagado por los mismos Kikos para proteger su búnker. Otra de las claves de este clan era la amenaza a quien pudiera hacerle sombra. En los cinco registros efectuados a la organización los agentes incautaron 18 armas de fuego cortas reales con casi 2.000 cartuchos de distintos calibres. Los especialistas subrayan que esta cifra de balas es algo inusual en este tipo de bandas. "Nunca se había visto un arsenal de ese tipo", afirman estas mismas fuentes. Las numerosas, y arriesgadas, investigaciones policiales consiguieron desmantelar esta organización el pasado 31 de julio tras cinco registros simultáneos en la Comunidad de Madrid y en Castilla-La Mancha.

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