Marcelina, la mujer a la que le abrasó su Thermomix: "Le sigo teniendo miedo"

Quemaduras que sufre Marcelina
Quemaduras que sufre Marcelina
L.I.

El pasado 22 de julio de 2015 empezó para Marcelina F.M. lo que ella misma denomina "el calvario de la maquinita". Hacía once años que en su casa había entrado el robot de cocina Thermomix "porque lo vendía una vecina y para cocinar era una ayuda". Como otras tantas veces en esa ocasión se puso a preparar un puré de calabacín "siguiendo todos los pasos del libro de recetas", según relata Marcelina a La Información. Pero ese día, esta mujer que ahora tiene 60 años, acabó en un centro de salud después de que la tapa del robot, "abriéndose espontáneamente", provocase que las aspas lanzaran "su contenido a temperatura de ebullición por toda la cocina produciéndole quemaduras en la cara anterior del tórax", según recoge la sentencia a la que ha tenido acceso este medio.

"Todavía tengo miedo a cocinar con ella", asegura una vez conocida la noticia de que el Juzgado de Primera Instancia número 52 de Madrid haya condenado a la empresa que comercializa la marca en España a pagar 17.914 euros más intereses a Marcelina. Contra esta sentencia cabe interponer recurso de apelación en la Audiencia de Madrid "pero creo que seguiré luchando", asegura. Lo que no ha vuelto es a utilizar este robot para preparar la crema de calabacín "que sí comemos pero la hago en la olla". Tampoco puede estar cerca de la máquina cuando empieza a trabajar "y hay días que me salgo de la cocina". 

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Cuando Marcelina sufrió el "siniestro" acababa de quedarse en paro. De ese momento recuerda que "casi me muero". Cuando sucedió todo "no sabía lo que había pasado" y fue corriendo al cuarto de baño para acto seguido coger el coche e ir al centro de salud, "donde me pusieron varias inyecciones, vendajes...". Necesitó tratamiento médico y farmacológico. Recuerda el mes que tuvo que acudir al hospital de Getafe, al área de quemados, "como una tortura". Todos los días "necesitaba curas y eran muy dolorosas". Ahora las cicatrices que le han quedado "me recuerdan que esta firma me ha marcado".  Debe tener especial cuidado con el sol y "las molestias no se han ido en su totalidad". 

No entiende por qué en ningún momento se pusieron en contacto con ella desde la compañía cuando sucedió todo "ni durante los meses posteriores". Cuando le cambiaron la máquina "me dijeron que me iban a llamar para contarme", pero insiste en que esa comunicación nunca llegó. Días después de lo sucedido avisó a la vecina a la que compró el robot para relatarle lo ocurrido y ésta se puso en contacto con su jefa "que vino a mi casa, me trajo un nuevo robot y se llevó el anterior porque el mio había que mandarlo a Alemania para analizar lo sucedido". Según relata "estaba muy dolorida" y no puso ningún problema pero de lo que sí se dio cuenta es de que la "goma de la tapadera era diferente a la mía, de otro color". Pero ahí quedó todo.

Marcelina seguía pensando en su estado de salud y pasaron las semanas hasta que empezó a interesarse por lo que le había sucedido a su robot "sin respuesta, sin respuesta y sin respuesta". Buscó un teléfono de la empresa y un mail y se dirigió directamente a ellos con la sorpresa de que "al cabo de los meses me mandan un presupuesto de lo que me costaba arreglar mi Thermomix", comprada con un crédito familiar.

Empieza ahí su "calvario" porque una vez responde que no la quiere arreglar pero "quiero que me manden mi robot, la respuesta es que tengo que devolver la que me habían traído". Y su respuesta en todo momento fue que no devolvía nada "y que me enviaran la mía... hasta que puso el problema en manos de un abogado. "Al principio ni se me había ocurrido denunciar, pero después de tanto tiempo sin una respuesta por parte de la empresa me lo planteé". El apoyo de su familia "ha sido muy importante desde el principio, porque lo primero que hay que hacer es poner y poner dinero". 

Ahora la Justicia le da la razón. Según relata la sentencia, el incidente fue propiciado "por la mala calidad" de la junta de la tapadera del robot; que se abrió, lanzó las aspas de la máquina e impulsó por la onda expansiva a la demandante hacia atrás. Por su parte, Thermomix argumentó que el incidente se debió a un mal mantenimiento de la máquina y un uso incorrecto del aparato. Además, incidieron en que en el libro de recetas que se entrega junto al aparato, se pide que con la crema de calabacín "se deje pasar unos minutos para que baje la temperatura antes de abrir la tapa". El fallo aclara que esta recomendación figura en el libro actual, pero no lo hacía en el que fue entregado a la afectada

Por ello, se condena a Thermomix a pagar 17.914 euros más los intereses "correspondientes desde la fecha de presentación de la demanda" y a retirar el robot y devolverlo reparado.

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