Tompkins, un inmenso legado conservacionista en Chile y Argentina rodeado de suspicacias

  • El fallecido filántropo estadounidense Douglas Tompkins deja un enorme legado conservacionista en Chile y Argentina, con cientos de miles de hectáreas de bosques preservadas, en un proyecto no siempre comprendido y rodeado de suspicacias.

Fundador de la marca de ropa y material deportivo The North Face y de moda Esprit, Tompkins murió el martes a los 72 años, mientras realizaba una de las grandes pasiones de su vida, el kayak, en las turbulentas aguas de la Patagonia chilena, el lugar que escogió para vivir hace 25 años y desarrollar su inmenso legado ecologista.

La muerte lo encontró cuando había logrado acallar a la mayoría de las voces contrarias a su proyecto conservacionista, que sólo en Chile implica la preservación de unas 550.000 hectáreas de bosques nativos y especies de flora únicas, en su mayoría convertidas en Parques Nacionales. Otras miles de hectáreas fueron conservadas por él en Argentina.

"Tompkins fue un filántropo, algo que en nuestro país todavía es relativamente desconocido y poco común, pero que habla de una mirada de gratitud hacia los otros y sobre todo de compromiso con las generaciones que vienen (...) En nombre de Chile, queremos agradecer su espíritu ecologista y visionario", dijo este miércoles la presidenta de Chile, Michelle Bachelet.

"Él murió en su ley, pero legitimado como un tipo visionario que le abrió la cabeza a Chile", afirma por su parte a la AFP el periodista Andrés Azócar, autor de la biografía "Tompkins, el millonario verde".

Tompkins arribó a Chile en 1990 y sus primeros años vivió bajo sospecha. Su anuncio de comprar casi 300.000 hectáreas para crear el Parque Pumalín, en la provincia de Palena, en el sur de Chile, generó suspicacias en un país que recién dejaba atrás la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).

Nunca antes se había planteado en Chile un proyecto de esa naturaleza: un filántropo extranjero que destinaba miles de millones de dólares para comprar hectáreas de bosque nativo con el fin de conservarlo.

"Él llegó a un país donde todo era mucho más cerrado y se sospechaba de todo, haciendo cosas en un momento en que Chile no estaba preparado para eso", dice Azócar, sobre los rumores de que iba a fundar incluso una comunidad israelita.

La batalla más dura la tuvo durante el gobierno del presidente Eduardo Frei (1994-2000), que logró frenar el avance del Parque Pumalín.

Según declaró el exministro del Interior de ese gobierno, Belisario Velasco, este miércoles a radio Cooperativa, Tompkins "presionó ilícitamente a los colonos para que abandonaran la tierra donde habían muerto sus padres y sus abuelos", comprándolas a "vil precio".

En Argentina, Tompkins también libró una "guerra verde" con productores agrícolas que se oponían a su proyecto conservacionista en los Esteros del Iberá, una inmensa red de lagunas de unos 25.000 km2 en el corazón de la provincia de Corrientes, limítrofe con Paraguay y Brasil y segundo humedal del continente detrás del Pantanal brasileño.

Su personalidad introvertida --rara vez concedía entrevistas-- aumentó las sospechas sobre sus intenciones.

"Su personalidad hosca, huraña e impenetrable nunca facilitó su relación con Chile. Tampoco él hizo mucho por espantar esas sospechas. Se encerró en su parque", dice Azócar.

Pero con el paso de los años, a medida que fue cumpliendo sus promesas, sus proyectos tanto en Chile como en Argentina fueron cada vez más aceptados.

Hoy su fundación administra en Chile seis proyectos de conservación: el Parque Pumalín, el Parque Nacional Corcovado, el Parque Nacional Yendegaia, el Melimoyu e Isla Magdalena, el Cabo León y el Santuario El Cañi. Otros cuatro son administrados en Argentina.

Tompkins vendió su marca de equipamiento deportivo The North Face en 1969. En paralelo, junto a su primera esposa y madre de sus dos hijos, Susie Tompkins Buell, había desarrollado la marca de ropa Esprit, convertida hoy en una popular cadena mundial, de la que se desprendió a finales de 1980.

Después de dejar el negocio textil y viajar por todo el mundo, Tompkins comenzó a planear sus arribo a Chile, país al que visitó por primera vez en 1961.

Nacido en 1943 en Nueva York y amante de los deportes extremos, encontró en el "final del mundo" el lugar ideal para desarrollar su proyecto de ecología profunda.

"Él pensó en otros lugares, pero ninguno tenía el precio por hectárea tan barato como el que encontró en el sur de Chile", afirma Azócar.

Con su segunda mujer, Kristine, se instaló en el país y desde allí ambos desarrollaron su inmenso legado ecologista.

La muerte lo encontró 25 años después "pensando en el retiro" y con la intención de dejar "cero pesos en herencia" a sus hijos y nietos y donar todo su capital a proyectos de conservación en Chile y Argentina, como anunció a inicios de noviembre en la revista chilena Paula.

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