En pleno confinamiento, la llegada de migrantes a las costas de Almería no cesa en las últimas semanas. Muchos llegan engañados. Pagan alrededor de 2.500 euros en las costas de Argelia pensando que van serán trasladados hasta Francia, pero hasta que no llegan a España no se percatan de la restricción del movimiento y que su destino en muchos casos dista mucho del que soñaban. Así viajaban las 126 personas que esta semana han sido rescatadas por la Guardia Civil en aguas del Mediterráneo. En la operación ha sido desarticulada una banda criminal cuyo modus operandi deja de lado la patera por unas nuevas barcas más pequeñas pero con potentes motores para hacer un 'viaje exprés'. En una sola noche llegan a destino y regresan.
La organización desmantelada -hay once detenidos- tenía sede en Carboneras (Almería) y utilizaba embarcaciones sin las "mínimas medidas de seguridad, con un número excesivo de personas embarcadas". Entre los migrantes auxiliados había menores, mujeres embarazadas y una persona con discapacidad a la que los traficantes abandonaron a su suerte en la costa y para cuyo rescate fue necesario utilizar un helicóptero. La estructura de la organización es muy similar a la observada en ocasiones anteriores en otros grupos dedicados al tráfico de personas por vía marítima desde Orán (Argelia). El incremento de estos viajes coincide la inestabilidad que hace meses vivió el país, porque las redes pueden aprovechar esta incertidumbre para captar víctimas.
La rama ubicada en la ciudad argelina y localidades limítrofes captaba a argelinos a los que ofrecían llevarlos a España en pateras por 2.500 euros. Cuando se trata de un menor no acompañado puede ser un síntoma de que esa familia está invirtiendo todos sus ahorros quizá con una idea equivocada de a dónde le manda. Por su parte, la rama española se encargaba de recibir las embarcaciones que llegaban a las playas de Níjar, Carboneras y Mojácar, cuyos ocupantes eran trasladados a otros lugares de España, muchos al Levante, en los coches que les esperaban en la playa.
Otros se pueden llegar a quedar en Almería, donde son víctimas de un delito contra los derechos de los trabajadores. La mayoría salen de Argelia con una promesa que luego no se cumple. Cuentan los agentes que son numerosas las personas con las que se pacta un precio y, al llegar a destino, se les pide más dinero, que no tienen, y así empiezan a contraer deudas con la organización. En esta operación, la Guardia Civil ha intervenido las nueve embarcaciones que utilizaban, cuatro de ellas en alta mar sin llegar a destino y cinco cuando ya estaban en la costa.
La diferencia con las redes de tráfico de subsaharianos que llegan hasta España por la ruta de Marruecos es que en estas travesías no viajan tan hacinados, aunque siempre superan el número permitido por la embarcación, y no duran días. En esta nueva modalidad, las organizaciones se hacen con embarcaciones de poca eslora pero muy potentes para realizar el trayecto lo más rápido posible -pueden tardar unas cinco horas-, con el riesgo que eso conlleva.
Los traficantes saben que las posibilidades de sufrir un accidente en alta mar se triplican al tratarse de una embarcación no muy grande y la velocidad que le da unos motores de 300 caballos cuyo único objetivo es hacer en el menor tiempo posible la entrega y regresar. Dentro de cada barca no suelen viajar más de 8 personas, más el conductor y una persona más de la tripulación. También tienen que dejar hueco para las bombonas de gasolina.
Otra de las características de su modus operandi es que siempre salen con buena mar, según relatan fuentes de la investigación a La Información. "Con mala mar nunca se arriesgan", aseguran. Desde el primer minuto todo está planeado y la hora de zarpar se organiza para llegar a aguas de Almería por la noche o de madrugada, evitando así ser descubiertos.
Los agentes ya han destacado en más de una ocasión la violencia con la que los pilotos intentan evitar ser capturados, intentando huir en todo momento y llegando a amenazar con arrojar al agua a alguno de los migrantes si los agentes interceptaban la embarcación. En un solo día pueden intentar llegar a las costas en más de una embarcación con diferencia de horas, o todas a la vez buscando diferentes puntos en los que desembarcar sin ser vistos. En esta última intervención la Guardia Civil, que fue alertada de la llegada de una nueva oleada de migrantes desde Argelia, con la operación 'Sidecar' se logró rescatar a 126 personas en dos días. Algunos tuvieron que ser asistidos por hipotermia.
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