"Si la ciencia frena se pierden vidas"

Enfermera de noche, 'cobaya' de día: "Vi otra forma de ayudar... no el riesgo"

Ainara es una de las profesionales que se apuntaron en La Paz para participar en el mayor ensayo clínico frente a la Covid de España, sin importar los efectos adversos.

Ainara, enfermera de noche, cobaya de día
Ainara, enfermera de noche, cobaya de día
La Información

Ainara Morollón (26) llevaba una semana trabajando en las Urgencias de La Paz cuando se decretó el estado de alarma. Ni siquiera tuvo tiempo de crearse una cuenta en el correo del hospital cuando la Covid eclosionó. No le llegó el mensaje con cerca de 7.000 profesionales en copia, donde el centro pedía voluntarios para sacar adelante dos ensayos clínicos de profilaxis contra la virus. "Me enteré por el boca a boca". El primero, centrado en los efectos de la melatonina, no entrañaba riesgos. Inscribirse en el segundo suponía pasar 12 semanas de tratamiento, a base de dos antivirales, con una letra pequeña que abarca desde lesiones oculares a trastornos en la sangre. "¿Vienes por el ensayo de la melatonina?", escuchó Ainara nada más cruzar la puerta. Desde el primer momento supo que su nombre haría más falta en la otra lista.

"Cuando todo se descontroló, hubo compañeros que doblaron turno, muchos fueron hasta el límite de sus propias fuerzas tratando de ayudar y muchos cayeron enfermos", recuerda.  La enfermera lo encaró de otra manera. "Creo que para proteger a los demás primero hay que protegerse a uno mismo, así que cuando me enteré de que necesitaban gente, me pareció una buena forma de ayudar sin arriesgarme a una baja... estando en casa es cuando uno deja de ser útil". 

EPICOS - Ensayo clínico para la Prevención de la Infección por COronavirus en Sanitarios
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Un total de 67 hospitales de catorce CCAA de España se embarcaron en el 'Ensayo Clínico para la Prevención de la Infección por Coronavirus en Sanitarios', conocido como EPICOS. El Ministerio de Sanidad promovió el proyecto. Con una muestra estimada de 4.000 profesionales sanitarios, se convirtió en "el mayor estudio de estas características en Europa y uno de los más grandes del mundo", según lo calificó el ministro del ramo Salvador Illa. Alberto Borobia, coordinador de la Unidad de Ensayos del hospital La Paz, explica a La Información que el centro realiza cerca de 200 ensayos al año: "Cuando comenzó la pandemia, iniciamos alrededor de 140 solo vinculados a la Covid".  Para sacar adelante EPICOS, el compromiso fue total: "Normalmente, para arrancar un estudio como este, se necesitan cuatro meses". La urgencia mandaba y los tiempos se recortaron. 

"Empecé a tomar el tratamiento en abril", recuerda Ainara. La pandemia ya había empezado y ese equipo de más de medio centenar de hospitales en todo el país, avanzaba a contrarreloj. Las condiciones en las que debían encontrarse los sanitarios que tomaban parte en el estudio eran muy concretas. "Había que asegurar una exposición continuada al virus para que las conclusiones entraran dentro de los parámetros estipulados", comparte Borobia. En definitiva, cuando más se doblegaba la curva, cuanto más desahogados estaban los hospitales españoles... más dificultades encontraban los investigadores para reclutar sanitarios aptos para participar en el estudio.

Los investigadores que han seguido el caso de Ainara no saben si realmente lleva semanas tomando los dos antivirales o si, por el contrario, ha estado ingiriendo un par de píldoras inocuas cada día. "Pongamos que el fármaco A es la hidroxicloroquina y el B es la emtricitabina/tenofovir disoproxilo", analiza Borobia, "Los participantes se dividen en cuatro grupos y ni los investigadores ni ellos mismos saben con certeza qué cápsulas están tomando, dado que todas tienen la misma apariencia". Es decir, de esos cuatro grupos, los especialista de uno toman el antiviral A y el B, los del segundo ingieren el antiviral de la sustancia A y el placebo de la B, los terceros toman el placebo de la A y el antiviral del B; y los cuartos toman placebos de ambas sustancias. Parece un trabalenguas, pero es más sencillo. 

"No sé si lo que he tomado es el antiviral o el placebo"

"Lo llaman un ensayo de doble ciego, ni yo sé lo que tomo ni el investigador tampoco", afirma Ainara, "Los especialistas aseguran que, a veces, los voluntarios que toman placebos de ambas sustancias acaban presentando síntomas de los dos antivirales". En palabras técnicas, la gente somatiza con facilidad. Las palabras de Borobia ayudan a entender el método: "Es necesario suministrar el placebo a parte de la muestra, porque solo así se pueden contrastar los resultados y comprobar cuál de los dos fármacos es más efectivo en la prevención del contagio, si los dos lo son o si ninguno lo es". 

Mientras el país aceleraba por doblegar la curva, los investigadores de EPICOS corrían para reclutar esa muestra de 4.000 sanitarios antes de que los propios profesionales lograsen aplazar a la Covid en un grado tal, que acabase con las condiciones requeridas para llevar a cabo el ensayo: "El comportamiento del virus era imprevisible. Cuando empezamos a tratar a los voluntarios, la pandemia ya estaba avanzada, así que la investigación se ha desarrollado a contrarreloj". El equipo mira ahora a Sudamérica, donde el brote está más descontrolado... o a un previsible rebrote dentro de nuestras fronteras: "A día de hoy no podemos datarlo, pero prevemos que habrá un repunte". Hospitales de Uruguay, Argentina y Ecuador, ya forman parte del estudio.

Planificar un estudio de tal magnitud en base a un virus del que apenas se conoce nada ha supuesto todo un reto para unas unidades que, en la mayoría de los hospitales españoles, hace años que se quedaron pequeñas. En el caso de La Paz, cerca de una veintena de profesionales forman la plantilla permanente de la Unidad de Ensayos Clínicos. Para sacar adelante EPICOS, la comunicación ha sido imprescindible: "Si los comités éticos antes se reunían una vez al mes, ahora lo han hecho semanalmente", ilustra Borobia. Para muestra un botón. 

Si puede elegir, Ainara escoge los turnos de noche. Es tan enérgica como optimista. "Sabía lo que firmaba, pero pensaba ¿por qué iba a pasarme algo malo a mí?". Ese mismo espíritu hace que solo mire a lo aprendido cuando habla de la pandemia: "Ha habido momentos duros, recorrías los pasillos y solo se oían toses, no podías atender a los pacientes con el cariño que a una le gusta mostrar y ver cómo se te van los pacientes es duro...". Pero no es la pérdida lo que destaca cuando echa la vista atrás. "Perdí a una persona cercana cuya enfermedad estaban investigando en un laboratorio". Con la Covid el estudio cesó. "Conozco el caso de otra paciente que no acudió al hospital a causa de la pandemia, le mandaron fármacos pero ha resultado que el cáncer ha hecho metástasis...". La moraleja es clara: cuando la investigación frena, lo que se pierden son vidas. 

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