Túnez no se convertirá en un Estado islamista, según el opositor Jendoubi

  • Madrid.- Tras diecisiete años exiliado en Francia y gracias a la "revolución de los jazmines", el activista de derechos humanos tunecino Kamel Jendoubi ha cumplido el "sueño" de regresar a su país, donde soplan vientos de cambio que, en su opinión, no abrirán la puerta a un régimen de corte islamista como el de Irán.

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La revuelta de Egipto es laica y no afectará a los cristianos, según un experto

Madrid.- Tras diecisiete años exiliado en Francia y gracias a la "revolución de los jazmines", el activista de derechos humanos tunecino Kamel Jendoubi ha cumplido el "sueño" de regresar a su país, donde soplan vientos de cambio que, en su opinión, no abrirán la puerta a un régimen de corte islamista como el de Irán.

"Esto no es Irán", aseguró hoy a Efe en Madrid Jendoubi, director desde París del Comité para el Respeto de las Libertades y los Derechos Humanos en Túnez (CRLDHT) y presidente de la Red Euro-Mediterránea de Derechos Humanos (REMDH).

El pasado enero, el activista fue recibido por cientos de simpatizantes en Túnez, después de que el ex presidente tunecino Zine El Abidine Ben Alí huyera el día 14 de ese mes a Arabia Saudí tras semanas de protestas masivas por la subida del precio de los alimentos, el desempleo y la corrupción de su régimen.

"Ha sido un sueño que tenía desde hace mucho tiempo y que, ahora por fin, he podido ver cumplido", afirmó Jendoubi, orgulloso del "coraje que ha tenido la juventud" de su país para hacer "caer a Ben Alí", cuyo Gobierno le retiró el pasaporte en 1994 por su incansable labor en favor de los derechos humanos.

En una entrevista con Efe con motivo de su visita a Madrid, donde fue hoy recibido por responsables del Ministerio de Exteriores de España para abordar la crisis de su país, el activista no descarta desempeñar un "papel político" en el futuro, porque considera "importante" consolidar la "transformación política" en Túnez.

El primer ministro tunecino, Mohamed Ganuchi, se comprometió la semana pasada a celebrar unas elecciones libres en los seis próximos meses.

El presidente de REMDH espera que Ganuchi, ex aliado de Ben Alí, impulse las reformas constitucionales necesarias para desarrollar "unas elecciones justas" basadas en "una legalización de los partidos políticos".

Sobre la posibilidad de que la revuelta popular tunecina aliente el surgimiento de partidos islamistas fuertes, de los que tanto recelan Estados Unidos, Europa e Israel, el activista cree que las potencias occidentales no tienen nada que temer, ya que "ningún partido político tiene la legitimidad política en esta revolución".

A su juicio, el movimiento An Nahda (El Renacimiento, en árabe) del histórico líder islámico Rachid Gannuchi, quien retornó a Túnez el pasado 30 de enero tras dos décadas de exilio, "está por una revolución pacífica, no por el terrorismo ni por la violencia", pese a haber sido "víctima de una feroz represión".

"Los movimientos políticos aconfesionales -explicó- tienen dos opciones: excluir a An Nahda del proceso, lo cual es bastante peligroso porque puede llevar al extremismo, o bien integrarlos, que es la opción que yo defiendo".

El activista puntualiza que la situación en Egipto, "que podemos decir que se ha inspirado en el caso tunecino", resulta "muy diferente", porque la organización islamista de los Hermanos Musulmanes es "el principal partido de la oposición" y puede ejercer "una influencia muy fuerte, que es algo que no ocurre en Túnez".

Además, el caso egipcio es "muy complicado", ya que "hay muchos actores en juego".

En cualquier caso, subraya, la caída del presidente egipcio, Hosni Mubarak, "es inevitable y debe producirse cuanto antes para que sea un nuevo Gobierno el que asuma el proceso de transición".

Las revueltas que salpican al mundo árabe demuestran que "el miedo ha cambiado de sitio", según Jendoubi, pues "antes era la población quien tenía miedo de esos regímenes y ahora son los regímenes los que tienen miedo de la población".

El activista considera que "todos los pueblos del mundo árabe pueden encontrar los medios y el momento para la revuelta, y habrá olas sucesivas", que podrían salpicar a países como Marruecos, Argelia o Libia.

"Lo que estamos viendo -recalca- es la primavera de los pueblos árabes. Hablamos de pueblos humillados, reprimidos, que han tomado el relevo venciendo el miedo a los regímenes corruptos. El pueblo se ha despertado por la libertad y reclama su parte de modernidad"

"Estamos -concluye- en un periodo extraordinario en el que la historia se está escribiendo día a día".

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