Desde las 07H00 (04H00 GMT) decenas de vehículos pudieron entrar a la ciudad, donde seguía desplegado un importante contingente de policías y soldados.
El gobernador de la provincia de Sirnak había anunciado el viernes el levantamiento del toque de queda impuesto desde el 4 de septiembre a los 120.000 habitantes de esta ciudad de mayoría kurda próxima a la frontera iraquí, tras el "éxito" de las operaciones contra los rebeldes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).
El sábado por la mañana, barricadas y vehículos agujereados por las balas eran testigos de la violencia de los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad turcas y los insurgentes.
La luz, el teléfono e internet seguían cortados y el acceso al agua continuaba muy restringido, según periodistas de la AFP.
En los combates murieron más de 30 combatientes del PKK y un civil, según un balance del jueves del ministerio del Interior.
Un balance contestado por el partido prokurdo de Turquía, que afirma que 21 civiles murieron en manos de las fuerzas de seguridad y denuncia un "bloqueo" impuesto por las autoridades a los habitantes.
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