Un 58,4% de los 230 millones de emigrantes chinos nació en la década de 1980

  • El 58,4 por ciento de los 230 millones de emigrantes rurales chinos desplazados a las ciudades como mano de obra barata nació a partir de la década de 1980, se sienten discriminados y tienen dificultades para pagar vivienda y escuela, según un sondeo sobre este grupo demográfico publicado hoy.

Pekín, 8 dic.- El 58,4 por ciento de los 230 millones de emigrantes rurales chinos desplazados a las ciudades como mano de obra barata nació a partir de la década de 1980, se sienten discriminados y tienen dificultades para pagar vivienda y escuela, según un sondeo sobre este grupo demográfico publicado hoy.

Del total de encuestados, un 45,2 por ciento son hombres y cobran unos ingresos medios mensuales de 2.147 yuanes, que equivalen a 337 dólares de EEUU al mes.

Bajo el título "Condiciones de vida y maritales de la nueva generación de emigrantes chinos", el estudio estima en unos 84,87 millones a los miembros de esta segunda oleada migratoria de la transición económica china, con espectativas y comportamientos diferentes a los de mayor edad.

El resultado del sondeo, presentado hoy por la Federación de Mujeres de China, indica que estos jóvenes son la base de la mano de obra barata en las áreas industriales prósperas, situadas en la costa este, por lo que su papel es decisivo en el desarrollo económico y social de la segunda economía mundial.

La mayoría de estos trabajadores sufre dificultades en su adaptación a la vida urbana, según el sondeo, realizado entre 2.517 emigrantes de edades comprendidas entre los 20 y los 31 años, entre abril y septiembre de este año en 16 ciudades pertenecientes a 10 provincias chinas.

La mayoría de los encuestados reconocieron que su integración en las ciudades era "media" (45,5 por ciento) o "baja" (44,3 por ciento), lo que indica la discriminación de la que son objeto en los lugares donde se desplazan para trabajar.

Solamente un 5,4 por ciento de estos jóvenes reconoce adaptarse "relativamente bien" a la vida en la ciudad, y un 0,2 por ciento "muy bien".

Un 57,9 por ciento de los emigrantes asegura que los urbanitas "miran con desprecio a los emigrantes rurales", un porcentaje mucho más alto que el de "indiferencia" o el grupo que considera que los residentes urbanos "viven vidas de despilfarro".

En cuanto a la vida marital de estos jóvenes, un 55,8 por ciento de ellos vive con sus esposas mientras que los restantes se ven forzados a dejarlas en sus provincias de origen, donde cuidan de los hijos del matrimonio.

Para estos matrimonios jóvenes, los principales problemas financieros son el pago de la vivienda, con un 29,2 por ciento de las respuestas, seguido del coste de la educación de los hijos, con un 21,5 por ciento.

En el grupo de los que viven separados, un 75 por ciento respondió que sus relaciones con el cónyuge son "armoniosas", mientras que menos del 3 por ciento reconoce que son "malas".

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