En La Rioja

Un día en el coche radiopatrulla Z-20 de la Policía Nacional: "No somos héroes"

  • Reconocen haber pasado miedo al contagio, llorar con algunas de situaciones a las que se enfrentan y que no llevan capa. 
Una patrulla en Logroño felicita un cumpleaños
Una patrulla en Logroño felicita un cumpleaños
EFE

Dicen que no son héroes y que solo cumplen con su trabajo. Reconocen que han pasado miedo por contagiarse con el coronavirus y que en alguna ocasión se les han llenado los ojos de lágrimas sobre todo ante llamadas de violencia familiar. Señalan que el enemigo siempre ha sido alguien pero ahora combaten a uno invisible. Así es un turno cualquiera para los agentes Miguel y Juanan, que son el coche radiopatrulla Z-20 de la Brigada de Seguridad Ciudadana de la Jefatura Superior de Policía de La Rioja.

"La sociedad nos ve como héroes ahora con todo lo que estamos viviendo por el coronavirus, pero no nos consideramos así, solo somos policías que hacemos nuestro trabajo, siempre a pie de calle, antes y ahora. Es nuestra obligación", asegura Juanan, de 45 años, 15 de ellos como policía nacional de la escala básica a Efe. Miguel, de la escala de oficiales, con una experiencia profesional de 30 años en el cuerpo, 11 de los cuales los pasó en el País Vasco luchando contra ETA y que vivió muy de cerca el asesinato de algunos compañeros, afirma que "el enemigo, en esa época, era el terrorismo y al final descubríamos quiénes eran, pero ahora combatimos a un enemigo invisible: el virus".

Detrás del personal sanitario, que está en primera línea y "lo está haciendo muy bien", están las fuerzas y cuerpos de seguridad, que "somos como los lobos, los que protegemos a la manada. Siempre hemos estado ahí", ha dicho. "Nos llaman valientes, pero realmente hacemos nuestro trabajo, que es servir a la sociedad"; y asumen los riesgos que conlleva su profesión, "muy vocacional" en Miguel, con su esposa y un hermano también policías; y en Juanan, cuyo abuelo fue legionario.

Es la Sala del 091 de la Jefatura la que avisa a los coches Z de los servicios que surgen cada día y que, durante el estado de alarma, se centran, sobre todo, en disputas familiares, fruto del "nerviosismo y a que nos estamos acostumbrados a estar tanto tiempo en casa", casos de violencia de género, apoyo al personal sanitario cuando lo necesita y vigilar el cumplimiento de las medidas del estado de alarma. Por ejemplo, el Z-20 ha localizado en la estación de autobuses de Logroño a un joven, vecino de La Rioja, que regresaba de San Sebastián tras pasar un par de días con un amigo sin una razón justificada. La gran mayoría de los ciudadanos cumplen con la necesidad de "quedarse en casa", pero hay algunos que se saltan las medidas impuestas y ahí es donde actúan los cuerpos y fuerzas de seguridad, como estos dos agentes, que llevan diez años juntos en un coche Z como "compañeros, amigos y ya somos familia".

Reconocen que han pasado cierto miedo a contagiarse, sobre todo al principio de esta pandemia, en la que no sabían a qué se enfrentaban y escaseaba el material de protección, que ahora ya portan al completo en su coche Z, que desinfectan todos los días, al igual que las mascarillas y los guantes se han sumado a su indumentaria diaria. Fueron los encargados, al inicio de esta crisis sanitaria, de trasladar a un interno en el centro penitenciario de Logroño al Hospital San Pedro de la ciudad y lo hicieron a "cuerpo descubierto, sin todas las medidas de protección que se aplican ahora. Había un desconocimiento en este sentido".

Les duele que nueve de sus compañeros se hayan contagiado, de los que tres ya se han reintegrado a la Jefatura, asegura Miguel, quien ha vivido en primera persona la "dolorosa" pérdida de su prima Raquel por el coronavirus, a la que no pudo despedir porque falleció en Madrid y él estaba en Logroño. "Al final del turno, la mayoría estamos bien, pero algunos están un poco tocados por las experiencias personales que vivimos estos días. Hay situaciones duras y hay que desconectar", según Miguel, a lo que Juanan añade que "estar con nuestras familias es importante, pero tenemos que tener cuidado para no contagiar a nadie".

Los ciudadanos "lo están haciendo muy bien y están aguantando mucho durante el confinamiento" porque "no es lo mismo pasarlo en un chalé que en una casa pequeña", ni estar juntos varios miembros de la familia que vivir solo. "La soledad pesa a muchas personas". "Las ojos se nos arrasan en muchas ocasiones y a veces hemos llorado tanto que no nos quedan lágrimas", reconocen, porque acuden a llamadas que responden a situaciones "muy complicadas", como las de violencia familiar, en algunas de las cuales están implicados niños y "eso te llega al alma".

En su día a día, donde toman el pulso a la sociedad, también acuden a residencias de ancianos, a comedores sociales, a centros hospitalarios, a lugares donde ha fallecido un enfermo por la COVID-19 y allí donde "hay que personas que apoyar porque lo están pasando mal por uno u otro motivo". Pero esa emoción, sobre todo, la viven en los aplausos diarios de las ocho de la tarde; es "muy gratificante", tanto los que ellos reciben como los que dan a los ciudadanos por quedarse en casa y, en este caso, para felicitar el cumpleaños a dos Marías, una de 11 años y otra de 76.

Los "emotivos" dibujos de niños que les dan las gracias por la labor que están haciendo les ayuda a "seguir adelante" y a "no olvidar a los que han fallecido por el coronavirus". Son una muestra más del apoyo que recibe la Policía Nacional, como el vídeo con un mensaje de ánimo que les mandó el actor Javier Cámara, amigo de Miguel, ambos nacidos en el municipio riojano de Albelda de Iregua.

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