Un ensayo sobre la violencia nacido de ver el sufrimiento de la inmigración

  • Santa Cruz de Tenerife.- Eloy Cuadra reflexiona en un ensayo "crítico e integrador" sobre la violencia "en las fronteras de lo humano", una idea que germinó cuando era guardia civil y desde la patrullera tuvo que rescatar inmigrantes exhaustos o arrojarse al mar para recuperar un cadáver a cuatro metros de profundidad.

Un ensayo sobre la violencia nacido de ver el sufrimiento de la inmigración
Un ensayo sobre la violencia nacido de ver el sufrimiento de la inmigración

Santa Cruz de Tenerife.- Eloy Cuadra reflexiona en un ensayo "crítico e integrador" sobre la violencia "en las fronteras de lo humano", una idea que germinó cuando era guardia civil y desde la patrullera tuvo que rescatar inmigrantes exhaustos o arrojarse al mar para recuperar un cadáver a cuatro metros de profundidad.

"Un ensayo sobre la violencia" es la tercera obra de Eloy Cuadra (Milán, 1971) y en ella sintetiza su experiencia "en los dos lados de la frontera", pues como agente de la Guardia Civil -actividad de la que se ha retirado- pasó tres años en Fuerteventura y dos en Tenerife tratando con inmigrantes "a veces vivos, a veces muertos".

"A mí me cambió el rostro cuando me tuve que enfrentar a inmigrantes a punto de morirse en un cayuco, y fue también un cambio en la manera de entender el mundo, un cambio para bien", señala.

De estas vivencias como agente de la unidad de vigilancia de fronteras entre 1999 y 2004 surgió la idea de "poner voz" a su primera novela, "Rashib, un mundo por venir", prologada por el premio Nobel de Literatura José Saramago.

Eloy Cuadra tenía dentro de sí "el germen de la solidaridad" y comenzó a ayudar a colectivos de inmigrantes, se matriculó en Filosofía "como una buena esponja" para poder escribir y realizó su segundo libro basado en artículos de opinión, "Canarias (cara B) en 22 brochazos".

Con "Un ensayo sobre la violencia" analiza la impresión que causa "enfrentarse al rostro del que sufre" y lo sustenta en pensadores, filósofos, psicólogos y neurobiólogos.

De hecho, el ensayo surge porque tras implicarse en la lucha contra el racismo y en defensa de los derechos humanos la Sociedad Española de Neuropsiquiatría le pidió para el congreso que celebró en Valencia en 2009 una ponencia sobre la violencia en la frontera.

Para ello recopiló "de primera mano" testimonios de inmigrantes que han sufrido la violencia y explicaba las raíces de la violencia, y la sociedad científica le propuso ampliar esta cuestión.

Ahora forma parte del ensayo, en el capítulo "La violencia institucional. Cuando el estado de excepción se convierte en regla", una "advertencia" a la sociedad en la que el autor recoge testimonios de organizaciones como SOS Racismo y la Comisión Española de Ayuda al Refugiado.

El ensayo tiene que ver con las cuatro fronteras "no sólo las geográficas" que a su juicio separan al mundo desarrollado contra cualquier elemento externo, la primera de ellas, la legal, todas las "marañas" de leyes creadas en los últimos diez años para ir contra la inmigración "y que acompañan al inmigrante desde que llega hasta que se va, desde la ley de Extranjería hasta las trabas para empadronarse".

Otra frontera es la psicológica, la que se levanta en la mente de cualquier europeo cuando se le acerca un africano "y piensa: cuidado, a ver si éste me roba o a trae una enfermedad".

También existe la frontera ideológica, la que es más difícil de percibir y actúa "contra cualquiera", por ejemplo, con las cargas policiales contra los movimientos estudiantiles que rechazaron el plan Bolonia, ya que "iban en contra del sistema".

A su juicio, las fronteras "no se han bajado, siguen altas" y señala que cuando hay crisis se producen dos movimientos, uno de recorte de derechos y otro de solidaridad.

Y también opina Cuadra que la violencia está presente en el sistema, en la jerarquía de los cuerpos de seguridad, en las políticas, en las leyes, y los agentes de las fuerzas del orden son el último eslabón de esa cadena.

En su ensayo describe "los mecanismos que usamos para desconectarnos ante las injusticias" y habla sobre "la razón instrumental", la que funciona en el europeo desde la Ilustración, en el siglo XVIII, y que le hace calcular su vida diaria, de forma que sólo se relaciona si hay un interés de por medio.

Frente a ello, aboga por la razón "apasionada", que es "poner rostro al otro", por "cambiar el chip de soy canario, soy español a algo más universal, ser ciudadano del mundo y no poner fronteras".

"Quiero que el libro le provoque al lector sorpresa, preguntas, reflexión y que le nazca la intención de cambiar para ser mejor persona" porque en el ensayo hay "un componente importante de rebeldía y de movimiento hacia el cambio".

Cuando un sistema funciona mal "hay que cambiarlo" y por ello lanza "una salida en positivo", dar la vuelta a todo el mensaje negativo de violencia de una sociedad en decadencia y mover al lector para que sea crítico y no un espectador pasivo, sino que tome parte desde la acción ciudadana, política o asociativa.

El ensayo, cuyos beneficios serán donados a la ONG "Casas de la esperanza" de Nicaragua, será presentado el 25 de marzo en Santa Cruz de Tenerife y posteriormente lo hará en Gran Canaria, Madrid y Málaga, de donde procede la familia paterna del autor.

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