Un olivo de acero de cinco metros recordará a Saramago en Lanzarote

  • Una escultura de acero de casi cinco metros de altura que representa a un olivo será instalada el próximo mes de marzo en las proximidades de la sede la Fundación José Saramago, en Lanzarote, coincidiendo con el segundo aniversario de su apertura al público.

Arrecife (Lanzarote), 25 ene.- Una escultura de acero de casi cinco metros de altura que representa a un olivo será instalada el próximo mes de marzo en las proximidades de la sede la Fundación José Saramago, en Lanzarote, coincidiendo con el segundo aniversario de su apertura al público.

El proyecto fue presentado hoy en Tías (Lanzarote) por la presidenta de la Fundación y viuda del escritor, Pilar del Rio; la consejera de Bienestar Social y Cultura del Gobierno de Canarias, Inés Rojas; el presidente del Cabildo, Pedro San Ginés; y el alcalde de Tías, Francisco Hernández, representantes de las instituciones que conjuntamente han hecho posible la iniciativa.

Inés Rojas ha destacado que la escultura se erigirá en medio de la rotonda existente junto a la sede de la Fundación, en las inmediaciones de la que fue residencia del Nobel portugués.

Rojas ha explicado que esta iniciativa pretende dejar constancia, mediante una imagen representativa de Saramago, de su presencia en Lanzarote, donde se fraguaron varias de sus creaciones literarias.

El presidente del Cabildo, Pedro San Ginés, ha reconocido que Lanzarote "jamás podrá pagar" a Saramago el hecho de que se enamorara de la isla y decidiera vivir en ella. "Pero sí podemos agradecérselo y esta es una manera de hacerlo", ha añadido.

Pilar del Río ha destacado la importancia de que representantes de instituciones distintas y de colores políticos diferentes se hayan sentado hoy en torno a una misma mesa por la cultura, "algo que forma parte del espíritu de Saramago".

La presidenta de la Fundación José Saramago ha recordado la influencia que Lanzarote y su paisaje tuvo en la obra del escritor portugués, algo que se refleja en "La estatua y la piedra", donde el Nobel reconocía que su contacto con la isla le hizo modificar su estilo y su forma de ver las cosas, de tal manera que a partir de entonces le interesó más la piedra y su materia que la estatua.

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