El pasado sábado, una placentera jornada de pesca submarina en el Golfo de México se convirtió en una pesadilla para Charles 'CJ' Wickersham, 21 años. Mientras buceaba con unos amigos sufrió el violento ataque de un tiburón toro que le provocó una herida de cerca de 35 centímetros en el muslo izquierdo.
Sus compañeros de excursión lograron sacarlo del agua, y el joven sobrevivió. Se recupera en un hospital de Florida (EE UU) de unas lesiones que han necesitado nada menos que 800 puntos de sutura.
La dramática experiencia de 'CJ' Wickersham ha inspirado la última campaña de anuncios de la organización ecologista Personas por el trato ético a los animales (PETA). El grupo de defensa de los derechos de los animales ha provocado una enorme polémica con varias vallas publicitarias en las que que justifica y se regodea de las decenas de ataques de tiburones que se registran cada año en diferentes países del mundo.
Con la foto de un enorme tiburón blanco devorando la ensangrentada pierna de un bañista con la leyenda "Payback is hell. Go vegan" (La venganza es un infierno. Hazte vegetariano, en inglés), PETA afirma que quienes maltratan a los animales merecen la misma crueldad.
De hecho, Ashley Byrne, portavoz de la organización en Florida, aseguró al diario Sarasota Herald-Tribune que "seguro que después de esta terrorífica y dolorosa experiencia Wickersham habrá sentido lo mismo que sienten miles de peces cuando son atravesados por los arpones de los pescadores y asfixiados hasta la muerte. Quizá sería mejor que se buscase otro pasatiempo".
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