En una ciudad con más de 80.000 perros callejeros, conviene tenerlos controlados. Hasta ahora se trataba de una tarea sencilla gracias a que los animales eran pacíficos, pero a las autoridades de Santiago de Chile se les empieza a ir de las manos.
Los perros sin dueño que merodean por las calles de la capital son cada vez más musculosos, robustos y territoriales. Como explica El Mercurio de Antofagasta, los quiltros (como son conocidos) más pequeños están desapareciendo. Vamos, que la Adaptación al medio de Darwin se cumple una vez más.
Más allá del problema de salud pública que los perros suponen para algunos barrios de Santiago, ahora se suma la cuestión de la territorialidad. El origen: "Hace 15 años comenzó la moda de traer razas nuevas a Chile", explica el director de los Centros de Atención Veterinaria de la Universidad Iberoamericana, Carlos Barrera.
Lo malo de esta moda fue que "muchos dueños se dieron cuenta de que no eran buenos como mascotas". De este modo, ejemplares de pit bull, rottweiler, doberman o husky fueron abandonados en la calle. Con el tiempo las genéticas se han mezclado y ahora "es posible ver en perros callejeros características producto de la mezcla con esas razas".
El problema no es la mezcla. Vale que los expertos afirman que los quiltros se vuelven más territoriales al mezclarse con razas como el pit bull, pero la responsabilidad principal es de los dueños. Un concejal de la capital chilena ha denunciado hace poco que en 2011 se produjeron 26.000 ataques de perros a vecinos. Según Barrera, la solución pasa por desarrollar el concepto de 'tenencia responsable de animales' en la sociedad chilena.
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