Una sardinada evangélica

  • Uno de los episodios más conocidos de los Evangelios es el conocido como "multiplicación de los panes y los peces", por el que Jesús de Nazaret, partiendo de cinco panes y dos peces dio de comer hasta saciarlas a cuatro o cinco mil personas y aún sobraron varias cestas de comida.

Caius Apicius

Madrid, 11 oct.- Uno de los episodios más conocidos de los Evangelios es el conocido como "multiplicación de los panes y los peces", por el que Jesús de Nazaret, partiendo de cinco panes y dos peces dio de comer hasta saciarlas a cuatro o cinco mil personas y aún sobraron varias cestas de comida.

El hecho está en los cuatro Evangelios: Mateo (14, 17); Marcos (6, 38); Lucas (9, 13), y Juan (6, 9). Para liarla un poquito más, Mateo (15, 34) nos narra una segunda multiplicación de panes y peces; en el primer caso, según los evangelistas, eran cinco panes (de cebada, especifica Juan) y dos peces ("unos pocos", dice también Juan). En la segunda ocasión Mateo habla de "siete panes y unos pocos pececillos".

¿Pececillos? ¿Qué pececillos? Al parecer, estos hechos sucedieron cerca de la localidad llamada Betsaida, que etimológicamente significa "casa" o "aldea""de pescadores", en las orillas del Mar de Galilea, o Lago de Tiberíades.

Se trata, más que nada, de un engrosamiento del río Jordán, que vierte en él por el norte y desagua, hacia al Mar Muerto, por el sur. No es grande: unos 21 kilómetros de largo por 13 de ancho máximo, con unos 166 kilómetros cuadrados de superficie. Eso sí, está a más de 200 metros bajo el nivel del mar: la mitad que el saladísimo Mar Muerto.

Según el Kashrut, que es el conjunto de normas sobre la dieta de los judíos recogido en el Levítico y el Deuteronomio, solo son kosher los pescados que tienen aletas y escamas: descarten anguilas, esturiones, escualos y todos los mariscos, así como las especies de siluros que hay en aquellas aguas sobre las que, según los evangelistas, caminó Jesús a pie enjuto.

Varios de los Apóstoles eran pescadores, entre ellos los hermanos Andrés y Simón (más tarde Pedro), Tomás, los al parecer también hermanos Jacob (Santiago el Menor) y Judas (Tadeo o Alfeo) y los no menos hermanos Jacob (Santiago el Mayor) y Juan (luego el Evangelista), hijos del Zebedeo, que era lo que hoy llamamos un arador, es decir, propietario de barcos y dueño de una empresa pesquera. Todos ellos estaban asociados, al parecer.

Pescadores, vale. De agua dulce: el pescado de mar que entraba en Jerusalén por la Puerta de los Peces procedía del puerto fenicio de Tiro. Los Apóstoles pescaban en el Lago de Tiberíades, o de Genesaret, o de Galilea, como ustedes quieran llamarle.

Y ¿qué pescaban? Descartados los siluros, quedan las carpas y similares, tan clásicas en la tradición culinaria judía (carpa rellena, carpa a la judía) También había (y hay) un pez de buen tamaño llamado tilapia (Tilapia galilea), al que algunos llaman "pez de San Pedro", pero que no hay que confundir con el pescado marino de ese nombre (Zeus faber), que obviamente no vive en esas aguas. Hoy se cultivan tilapias en muchos países, especialmente en Asia, y se consumen en casi todo el mundo.

Pero no eran carpas. Ni tilapias. Eran "pececillos". Leerán en algún sitio que eran sardinas. Naturalmente que no eran la Sardina pilchardus de aguas saladas. Se trata de un pez pequeño, al que llaman "sardina de Galilea", endémico de la zona, con el nombre científico de Acanthobroma terraesanctae. Seguramente era de este pescadito del que se trataba, si hacemos caso de la versión de Mateo, que estaba allí, al igual que Juan; Lucas y Marcos escriben "de oídas".

Así que parece que, después de todo, se trató de una sardinada. Milagrosa, eso sí. Pero, al fin y al cabo, sardinas asadas a la brasa, con pan como acompañamiento. Como se sigue haciendo hoy día en miles de localidades costeras, pero con sardinas de la mar, y no precisamente del "mar" de Galilea.

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