Unas 2.500 personas se manifiestan en Palma contra la importación de basuras

  • Unas 2.500 personas han formado hoy una cadena humana de casi tres kilómetros en la fachada marítima de Palma para protestar contra la incineración de basuras importadas en la planta de tratamiento de residuos de Mallorca.

Palma, 26 ene.- Unas 2.500 personas han formado hoy una cadena humana de casi tres kilómetros en la fachada marítima de Palma para protestar contra la incineración de basuras importadas en la planta de tratamiento de residuos de Mallorca.

Convocados por la organización ecologista Gob bajo el lema "No somos el basurero de Europa", los manifestantes han soportado a ratos la lluvia para expresar su rechazo a la decisión del Consell de Mallorca de autorizar a la empresa concesionaria de la gestión de los residuos en la isla, Tirme, a traer desechos desde la península y desde el extranjero para quemarlos en la incineradora de Son Reus.

La presidenta del Gob, Margalida Ramis, ha asegurado que la participación masiva en la protesta pese al mal tiempo demuestra que "la indignación es grande y Mallorca se mueve".

"La única expresión que nos han dejado es la participación ciudadana y la utilizamos. La oposición social es generalizada", ha dicho la portavoz del Grupo Balear de Ornitología y Defensa de la Naturaleza (Gob).

El acto, que ha comenzado en el Parc de la Mar con la lectura de un manifiesto contra la importación de residuos y contra la incineración en general, ha concluido con una gran cadena humana que se extendía a lo largo de casi tres kilómetros, del principio del muelle comercial a Can Pere Antoni.

Con esta acción, los ecologistas ha querido simular un cordón sanitario para proteger la isla de los residuos importados en beneficio de los "intereses oscuros que mueven esta iniciativa", en referencia a las empresas copropietarias de Tirme: FCC, Iberdrola, ENEL y Urbaser.

A juicio de los convocantes de la protesta, hay informes científicos que demuestran que la quema de residuos genera una acumulación de dioxinas cancerígenas en el entorno de las plantas de incineración, por lo que incrementar la actividad de Son Reus con desechos importados compromete la salud de los mallorquines.

El Consell de Mallorca, gobernado por el PP, niega tajantemente la toxicidad de los residuos que se están importando, que define como "combustible sólido recuperado", y sostiene que el aprovechamiento de la capacidad de incineración de Son Reus permitirá mantener la tasa por tratamiento de desechos que pagan los mallorquines.

Los partidos de izquierdas, algunos de cuyos dirigentes han participado hoy en la cadena humana, también se han opuesto a la importación de residuos, que consideran negativa para la imagen turística de Mallorca.

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