El debate se abre en Europa

La vía para 'cubrir' a AstraZeneca: los 81 millones de dosis de las otras vacunas

España tiene previsto recibir un número de viales de Pfizer, Moderna y Janssen que multiplica casi por ocho a los del suero británico. Francia ya planteó que se prescindiera de ella por el aumento del abastecimiento.

Una dosis de AstraZeneca, utilizada en Sarajevo
La vía para 'cubrir' a AstraZeneca: los 81 millones de dosis de las otras vacunas
Agencia EFE | EPA/FEHIM DEMIR

El debate sobre el uso en el futuro cercano de la vacuna de AstraZeneca ya está sobre la mesa. A pesar de que la Agencia Europea del Medicamento (EMA) defiende que sus beneficios son superiores a los riesgos para quien la reciba, la posibilidad de que esté vinculada a los casos de trombos registrados en el continente ha motivado que la desconfianza hacia ella se dispare. La consecuencia es que las renuncias a utilizarla están creciendo. Y en las autoridades europeas ya hay voces que empiezan a plantear un futuro sin la misma. Una opción que ahora podría ser una realidad gracias a que el abastecimiento del resto de farmacéuticas va a incrementarse en los próximos meses. Lo que facilitaría que países como España pudieran compensar el descarte de esos viales con los 81 millones de los que dispondrá de Pfizer, Moderna y Janssen. 

Los recursos comprometidos de sustancias para inmunizar a la población hasta el tercer trimestre no tienen nada que ver con los de los primeros meses de la campaña de vacunación. Entonces, apenas había decenas de miles de vacunas disponibles al haberse comenzado solo con la de Pfizer. A la carrera se incorporó poco después Moderna, que aumentó la capacidad pero no arregló el problema. Los retrasos en los envíos por parte de las farmacéuticas contribuyó a que ralentizar la campaña contra el coronavirus. Algo que se esperaba se solucionara con el desembarco de AstraZeneca, que iba a realizar envíos de una manera mucho más ágil aun advirtiendo de que no podría remitir todas las dosis a las que se comprometió. Un acelerón que no fraguó debido a las sospechas sobre esta última. Y que ya provocaron que se suspendiera su uso durante días en varios países europeos. 

La realidad ahora es muy distinta, tal y como muestran los informes de vacunación que ofrece el Ministerio de Sanidad a diario. En los tres primeros trimestres de 2021, España tiene previsto recibir cerca de 94,5 millones de dosis de todas las que ya están aprobadas por la Unión Europea. De ellas, 12.232.230 son del antídoto elaborado en Reino Unido. Lo que supone que el resto de las que se esperan habrá casi 81 millones, multiplicando casi por ocho las comprometidas por AstraZeneca.  Así, hasta septiembre el Estado español debería hacerse con 43.955.845 de Pfizer y 19.722.800 de Moderna. A las que se sumarían las 17.598.400 de Janssen, que aunque ya cuenta con todos los certificados no ha empezado a repartirse por un retraso en la producción de la empresa.

Esto abre la puerta a ese escenario de prescindir de la utilización del suero que más dudas genera entre los máximos dirigentes europeos y la sociedad del continente. Una idea que empieza a plantearse aun con los informes de la EMA, que reiteran que su administración es más segura que dañina. Francia es el país en el que más claro se ha hablado de esta posibilidad. Su secretaria de Estado de Industria, Agnès Pannier-Runacher, fue la primera que admitió que gracias al resto de suministros podría llevarse a cabo una medida de este tipo. Además, y antes de que se conociera la polémica, Bruselas y los estados miembro firmaran un nuevo pedido con Pfizer y Moderna. Lo que les permitió aumentar sus viales disponibles evitando un problema de una mayor magnitud para situaciones de desconfianza como la actual. 

Los ya vacunados, la 'unidad' de la UE...

Aunque por números se pudiera inmunizar sin contar con AstraZeneca a la totalidad de la población española con al menos una dosis, hay varias cuestiones a solucionar previamente. La primera es dar una respuesta a los más de dos millones de ciudadanos del país que ya han recibido un primer antídoto. El Ministerio de Sanidad aún no ha resuelto la incógnita. Su respuesta ha sido la de pedir calma a los vacunados, que pertenecen a colectivos como la docencia o las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Un llamamiento que no ha relajado a estos ámbitos que son prioritarios en la inmunización. Profesores y maestros consultados por esta redacción han lamentado la "alarma social" generada y reclaman que se les suministre su segunda inyección. Mientras que sindicatos policiales han pedido una reunión con la ministra, Carolina Darias, para reclamarle que evite "riesgos" a los miembros del cuerpo.

La polémica por este asunto ya ha empezado a estallar. Y quien ha abierto la espita ha sido, una vez más, el país que preside Emmanuel Macron. Las autoridades sanitarias galas han señalado que están estudiando suministrar una segunda dosis de Pfizer o Moderna a los ya inmunizados con AstraZeneca. Lo que implicaría un cambio de pauta, dado que las dos primeras son del tipo ARNm (el que crea proteínas S para generar anticuerpos) y la controvertida es de vector adenovirus, que significa que introduce el organismo un virus distinto al Covid-19 para que así se genere la protección. Un planteamiento que ha alarmado a la OMS, que ha recordado a las autoridades francesas que aún no hay datos suficientes como para recomendar o llevar a cabo la mezcla de dos vacunas. La opción de hacerlo sí está en estudio, pero las conclusiones aún tardarán en conocerse. 

Este planteamiento de París ha servido para que la Unión Europea haya vuelto a romper esa unidad de acción de la que ha presumido por la compra conjunta de vacunas. La homogeneidad ya se dejó atrás cuando la reunión de los ministros de Sanidad comunitarios sobre AstraZeneca acabó sin acuerdo. Lo que precipitó que cada Estado utilizara su propio criterio para abordar la vacunación con la misma, con España optando por la franja de entre los 60 y los 69 años. Prescindir de ella también puede ser otro 'roto' más en esos acuerdos de la pandemia. Circunstancias a las que puede sumarse la posible compra de la vacuna rusa de forma independiente por cada país. Alemania ya ha admitido que está en conversaciones para hacerlo, siempre que la EMA le dé el visto bueno. Hungría ya la administra, pero Eslovaquia ha renunciado a la misma. El Gobierno de Pedro Sánchez aún no se ha pronunciado. Lo que no ha disuadido a comunidades como Madrid, que ya han hecho movimientos para adquirirla.

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