El Valle de los Caídos abre sin Franco: "Soy franquista por culpa de Sánchez"

Rubén y Cristina, los primeros visitantes de El Valle tras la exhumación de Franco
Rubén y Cristina, los primeros visitantes de El Valle tras la exhumación de Franco

El Valle de los Caídos ha vuelto a abrir sus puertas al público y Rubén y Cristina son los primeros turistas que lo han visitado sin la tumba de Franco ya junto al altar de la Basílica. "Quien esté enterrado me da igual, tengo 37 años y no he vivido esta época", asegura. Su llegada hasta la puerta que sigue vigilada por más coches de la Guardia Civil que los habituales ha sido por "casualidad". Pilar por el contrario no podía faltar. Ha asistido, como cada vez que puede, a la primera misa que se oficiaba abierta al público de nuevo y asegura que "soy franquista por culpa de Sánchez". 

El recinto llevaba cerrado desde el pasado 11 de octubre por los trabajos de exhumación del dictador, un hecho que ha traído hasta sus puertas a una familia de portugueses que consideran el Valle "ahora más interesante" y un americano que "he seguido la noticia y vengo a verlo". Franco ha sido reinhumado en el cementerio de El Pardo y en el lugar donde estuvo enterrado hay unas losas negras y se diferencian del resto porque aún están sin pulir. 

Entrada El Valle de los Caídos
Entrada El Valle de los Caídos / M.B.

En la nueva estapa del Valle no son muchos los turistas que se han acercado hasta sus puertas. Muchos extranjeros. Los medios de comunicación sí se han agolpado desde primera hora de la mañana ante una puerta principal que hace cinco días no se habría ni para los que habían reservado una habitación en la Hospedería. Con todos se han encontrado esta pareja de motoristas que habían llegado hasta El Escorial desde Elche haciendo una ruta por la sierra de Guadarrama.

Doce horas después de que el Gobierno diera a conocer las fotografías de cómo quedó el suelo de la basílica sin la losa en la que se leía Francisco Franco la sepultura es fácilmente identificable. Alrededor de unos precintos que guardan las nuevas baldosas se han arremolinado visitantes curiosos y periodistas. Los guardas de seguridad del recinto en más de una ocasión han recordado que no se permitían cámaras. Todos querían la foto prohibida por Patrimonio Nacional.

Más aún cuando una mujer ha arrojado siete rosas rojas y cinco naranjas a las ahora baldosas que recuerdan por su brillo que acaban de ser puestas allí.  Según los monjes benedictinos, este lunes fue el día en el que se colocaron porque ayer por la mañana todavía era una lona. Esta misma mujer también colocó cinco rosas rojas sobre la tumba que aún permanece de José Antonio Primo de Rivera. Algunos extranjeros la confunden con la de Franco, pero el Gobierno no lo exhumará aún porque lo considera "víctima".

La primera jornada en El Valle de los Caídos sin Franco entre sus difuntos ha sido en general tranquila. Una decena de feligreses acudían a la Basílica que también abría sus puertas al público por primera vez. "Franco está ahora más vivo por culpa del Gobierno", "me he hecho franquista por Sánchez", decía Pilar, una feligresa habitual de la misa de las once de la mañana que no podía faltar hoy al nuevo Valle.

Entre los turistas que se han acercado había muchos de nacionalidad extranjera, como Joe, un profesor de historia americano que le relata a Efe que acude desde Nueva Orleans con su mujer para visitar la zona. "Le diré a mis hijos que es muy interesante", asegura. Del mismo país son Patrick y James que acuden desde Dallas y no dudan en llamar "dictador" a Franco. "Cualquier persona que está en el poder más de treinta años es un dictador", afirma James que es teniente coronel americano.

También han visitado el Valle Paco y Maribel, quienes califican de "casualidad" ser de los primeros en entrar al recinto sin los restos de Franco. "No me parece mal. Si no lo tienen aquí es porque no tiene que estar aquí", explican estos malagueños. "Fruto de la casualidad" también han estado hoy en el Valle de los Caídos Silvia y Raúl, miembro de la Brigada Militar de Aragón, quienes visitan el templo pero continuarán su viaje vacacional después por Ávila.

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