Se oferta en la red oscura

De vender una vacuna falsa a mascarillas que no existen: las estafas de la Covid-19

En busca de una vacuna
En busca de una vacuna
EFE

El número de fallecidos en un día con coronavirus volvía ayer a sufrir un pequeño repunte. Fueron 95, un dato que por cuarto día sigue por debajo del centenar. En total, por esta pandemia han muerto en España 27.888 personas mientras que el número de contagiados sigue repuntando y ascienden en total a 232.555. En el horizonte, lograr tener una vacuna. De todo ello se nutren los ciberdelincuentes que en su último intento de sacar partido de esta crisis sanitaria el Ministerio del Interior ha alertado de la venta fraudulenta de una supuesta vacuna frente a la COVID-19, cuyas dosis se venderían a 0,01239 bitcoins, unos 110 euros. Parece la estafa más desalmada de unos delincuentes que no cesan de vender mascarillas que no existen, recaudar dinero con la excusa de comprar material sanitario para los hospitales o llamar a la puerta de los más mayores para desinfectar la vivienda o hacerles un test PCR cuando en realidad les van a desvalijar. 

La supuesta vacuna es la última estafa de la que avisan desde la cartera dirigida por Grande-Marlaska. La venta se estaría llevando a cabo en un portal llamado 'Coronavirus Vaccine' ubicado en la red oscura (darknet) que no está indexada por los navegadores convencionales y a la que solo se puede acceder mediante un software específico para la conexión y navegación, en este caso el navegador TOR. Las comprobaciones de los expertos de la Oficina de Coordinación Cibernética confirman, según Interior, que de momento este portal no ha realizado transacción.

En la especial vigilancia de esta zona a la que no accede todo el mundo que se está llevando a cabo estos días se citan varios sitios que comerciaban presuntamente con material sanitario, como 'Agartha Underground Oasis' o 'The Coronavirus Epidemic', este último centrado en las mascarillas de uso profesional. En ambos casos, el material ofertado "había eludido todas las medidas oficiales de control y homologación para verificar su seguridad y eficacia", aseguran desde el Ministerio. 

En la red de Internet de acceso universal el comercio de productos sanitarios fraudulentos relacionados con el virus ha sido el principal objeto de los ciberdelincuentes. Aquí el presunto fraude se producía porque la mayoría de las veces los vendedores no enviaban los productos al recibir el pago o bien porque proveían de fármacos que en nada ayudan a combatir el virus o incluso llegaban a ser "perjudiciales para la salud", prosigue Interior. Un ejemplo de falsos vendedores de mascarilla se conoció ayer mismo. En Baena (Córdoba) la Guardia Civil detenía a dos personas en el marco de la operación Maskos. Se les imputa un delito continuado de estafa.

Una empresa ubicada en la localidad cordobesa publicaba en una página web conocida numerosos anuncios ofertando mascarillas de altas prestaciones del tipo FFP2. A través de ellos las víctimas contactaban con el supuesto estafadory acordaban la venta de los productos, que en alguno de los casos ascendía hasta los 3.000 euros y que nunca llegaban a recibir porque en realidad lo que se estaba vendiendo era humo. Con posterioridad a la compra las víctimas realizaban el pago o parte de este mediante dos modalidades: contrareembolso o mediante ingreso en algunas de las cuentas bancarias que utilizaban los ciberestafadores. 

No quedaba ahí su labor ya que para evitar que los compradores se inquietaran demasiado pronto y dar así una mayor garantía y credibilidad a la supuesta venta a las víctimas se les facilitaba el estado de seguimiento de los envíos, con lo que conseguían tiempo suficiente para recibir el abono del dinero que los clientes habían hecho antes de que los productos salieran. Los agentes acabaron comprobando que los dos detenidos no solo ponían a la venta mascarillas que no existían sino que se hacían pasar por trabajadores de empresas relacionadas con la distribución de mascarillas y otro tipo de material de protección, como guantes y alcoholo, para dar mayor credibilidad a sus víctimas. Para ello utilizaban el nombre de varias empresas, distintas identidades, y varias líneas de teléfono móvil, llegando a cerrar ventas con dos empresas distribuidoras de dicho material por importe de 5.800 y 2.629 euros. Tras abonar el total de lo acordado, sólo recibieron parte del material que les habían comprado.

Ayer también se conocía la detención de otro hombre, de 44 años, que ofertaba productos sanitarios como mascarillas y geles hidroalcohólicos, sin restricción, ni cupos, en farmacias y centros veterinarios, sin estar habilitado para ello en Jaca (Huesca). Fueron los propios profesionales los que se alertaron y avisaron a los agentes porque no es la forma de proceder de los comerciales de este tipo de productos relacionados con el coronavirus, incumpliendo lo establecido por la situación del estado de alarma. El ya detenido se hacía pasar por el gerente de una empresa del sector sanitario cuyo nombre también se inventó. 

Aunque surgieron al principio de la crisis y son cada vez más los avisos por parte de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado los más mayores fueron las primeras víctimas de unos delincuentes que no dudaban en ponerse la bata blanca para ir llamando puerta a puerta asegurando que iban a desinfectar la vivienda o que les mandaba el centro de salud para hacerles un test PCR, cuando en realidad el principal objetivo era desvalijar la vivienda. 

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