Versiones irreconciliables dominan el juicio contra Ortega Cano

  • El juicio contra el torero José Ortega Cano por un accidente de tráfico mortal escuchó esta semana versiones tan contradictorias e irreconciliables sobre sus costumbres y sobre lo que bebió que parecían estar hablando de personas diferentes.

Sevilla, 16 mar.- El juicio contra el torero José Ortega Cano por un accidente de tráfico mortal escuchó esta semana versiones tan contradictorias e irreconciliables sobre sus costumbres y sobre lo que bebió que parecían estar hablando de personas diferentes.

Las cuatro primeras jornadas de juicio que celebra un juzgado penal de Sevilla se han centrado en el alcohol que el acusado bebió la noche del accidente, pues Ortega Cano solo reconoce que "se mojó los labios" con una copa de cava pero la prueba de alcoholemia arrojó 1,26 gramos de alcohol por litro de sangre -el triple de lo autorizado- y cuatro peritos han afirmado que tuvo que beber una "cantidad considerable".

Uno de ellos llegó a cuantificar su alcoholemia de 1,26 gramos es el equivalente a ocho o diez cervezas, a cuatro o seis vasos de vino y a cuatro o cinco copas de licor.

Dos testigos diferentes dijeron a la juez que el dueño de un bar de Burguillos (Sevilla) donde paró Ortega Cano minutos antes del choque contó al día siguiente que el torero llevaba "una cogorza como un mulo" y que estaba "como nunca lo había visto", hasta el punto de que su esposa le ofreció una cama para acostarse.

Este hostelero, José A.M., sin embargo, negó en el juicio haber hecho tales comentarios, dijo que vio al torero a las 22 horas "en perfectas condiciones para conducir" y aseguró que siempre bebía Coca Cola excepto una vez, un mes antes, que lo vio con un vino oloroso.

Idéntica apreciación hizo Estanislao M.M., un hombre que había invitado a la hija del torero a una romería en Villaverde del Río (Sevilla) y a las 21.30 horas del 28 de mayo del 2011 vio que conducía "con absoluto y total control".

No obstante, minutos después Ortega Cano emprendió camino hacia Burguillos (Sevilla) y una pareja que circulaba por la misma carretera lo denunció al servicio de emergencias 112 por adelantar en lugar prohibido y cometer otras infracciones.

Ortega Cano explicó a la juez que cuando en 2006 murió su esposa, la cantante Rocío Jurado, se sintió "muerto en vida" y durante unos meses se refugió en la bebida, pero desde que le descubrieron una arritmia cardíaca el alcohol se ha convertido en un "veneno" para él, que se considera "un hombre de campo, deporte y vida sana".

Dijo que solo bebe Coca Cola y Aquarius, pero un camarero que trabajó en su finca declaró que nunca le sirvió tales bebidas sin whisky, y precisó que "el maestro" -como siempre lo denominó- bebía "vino dulce o manzanilla por la mañana y una copa por la tarde".

"Nunca le he servido una copa sin alcohol", manifestó otro camarero que minutos antes del accidente le puso un whisky con Coca Cola en una copa tipo balón, aunque el dueño del bar lo negó y aseguró que fue una Coca Cola en vaso tipo tubo.

Frente a la declaración de Ortega Cano de que "siempre le ha gustado conducir", un testigo del bar de Burguillos aseguró que la noche del accidente era la primera vez que le veía al volante de su todoterreno ya que "normalmente lo hacía un chico".

Cuando le preguntaron si un kilómetro antes del accidente adelantó a dos coches en una zona de línea continua, Ortega Cano aseguró que lo dudaba porque "iba tranquilo y relajado" y "últimamente disfruto de la conducción".

Otros testigos relataron que cuando Ortega Cano se bajó en el bar de Burguillos se olvidó las luces encendidas y el motor en marcha, pero él aseguró que no fue una distracción sino que su coche es "muy sofisticado".

Ortega Cano, de 60 años, se enfrenta a la faena más difícil de su vida con gesto impasible, manteniendo durante horas y horas el cuerpo erguido en el banquillo y la mirada firme, actitud que solo abandona para dar algún sorbo de agua de la botella que guarda a sus pies.

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