Viento al servicio de la discapacidad

  • La organización social gallega Cogami compite con gigantes empresariales para entrar en el mayor proyecto eólico en España.
La organización social gallega Cogami compite con gigantes empresariales para entrar en el mayor proyecto eólico en España
La organización social gallega Cogami compite con gigantes empresariales para entrar en el mayor proyecto eólico en España
Guetty
Sara Acosta

Una de las 91 candidaturas empresariales que compiten por hacerse un hueco en la mayor tarta eólica del momento no es como sus oponentes. No es una eléctrica, ni una compañía energética, ni tampoco uno de los varios gigantes empresariales que dedican el núcleo de su negocio a construir parques eólicos en España y en otros países del mundo. Acaso pareciera que la Conferederación Galega de Persoas con Discapacidade (Cogami) (www.cogami.es), dedicada desde hace más de veinte años a la inserción social y laboral de personas con discapacidad en Galicia, se hubiera equivocado de baile. Y sin embargo, no. La de este organismo es sin duda la más singular de las propuestas empresariales para optar a parte de los 2.365 MW que está previsto se asignen esta semana.

En el mayor concurso eólico del mundo, Cogami ha solicitado 171 MW, un proyecto que prevé la instalación de tres grandes centros logísticos para la recogida, el almacenamiento, el tratamiento y la distribución de biomasa forestal. Creará así 265 empleos directos y 500 indirectos, "el 70% de estos para personas con discapacidad o en situación de riesgo de exclusión social", explica Anxo Queiruga, presidente de este organismo. El objetivo es ambicioso y supera la oferta en creación de empleos de fabricantes de aerogeneradores como el gigante Gamesa, también aspirante a hacerse un hueco en el futuro parque eólico.

A primera vista despista que este organismo con un marcado carácter social quiera abrirse paso en un proyecto empresarial de estas dimensiones. Pero Cogami, explica Queiruga, "se fundó porque las personas con discapacidad no existían en la empresa". De la nada, la organización ha pasado a tener a 802 personas en plantilla y da empleo a más de 500 personas con discapacidad a través de 12 empresas de economía social en sectores muy diversos, desde el reciclado de papel y cartón hasta la jardinería.

Ahora, el viento puede ser de nuevo un puente hacia la independencia de muchas personas, "que son conscientes de sus limitaciones, pero que están perfectamente capacitadas", añade Queiruga, para quien en estos años se ha avanzado "en hacer a estas personas visibles". El mensaje "tú puedes", sin victimismo, ha calado. Hoy, el escollo es el acceso a la formación, que "no está garantizado en las mismas condiciones para todos". El reto más importante es cultural, "hay que cambiar el enfoque, pasar de hablar de gasto social a inversión social". Se evitaría así que muchas personas con discapacidad dependieran de residencias y pudieran ser parte de la población activa.

En juego también está el repunte de las zonas rurales, donde resulta aún más difícil acceder al mercado de trabajo. Con el proyecto de Cogami, de paso se contribuiría a mejorar el monte gallego, reducir el coste de las podas, mejorar la producción de madera de calidad y favorecer la prevención de incendios forestales.

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