Así cae el mayor depredador de la historia de España: el violador del ascensor

violador del ascensor
violador del ascensor
EFE

El violador del ascensor o el violador de La PazPedro Luis Gallego, es uno de los mayores depredadores sexuales de la historia de España. A su entrada de nuevo en un juzgado, después de que quedara en libertad en 2013 por dos asesinatos y 18 violaciones por la doctrina Parot, a los presentes se les hiela la sangre. Las nuevas cuatro víctimas -violó a dos jóvenes e intentó agredir sexualmente a otras dos entre diciembre de 2016 y abril de 2017-  no querían verle bajo ningún concepto. Muchas siguen en tratamiento psicológico porque "les ha destrozado la vida". La inspectora jefe encargada del caso de Policía Nacional sí le clavó la mirada después de declarar y detallar cómo acabó de nuevo entre rejas.

Todos los parámetros les llevaron a pensar desde el relato de los hechos de la segunda víctima que buscaban a un violador en serie. No fue hasta la segunda denuncia por agresión sexual cuando los agentes establecieron un patrón en el "modus operandi". La línea de investigación abierta con la primera declaración no dio frutos.  Pero al llegar la segunda vieron como las chicas eran abordadas de noche a punta de pistola cerca del Hospital de La Paz, las introducía en un vehículo y se las llevaba a un piso donde las agredía y un día después las devolvía al mismo punto. 

La línea de investigación partió de ese vehículo que resultó ser un Toyota Auris que captó las cámaras de un punto de tráfico situado en el distrito Fuencarral-El Pardo. Comenzaron a rastrear entre un total de 75.000 coches que les dio tráfico de ese modelo en Madrid.  Y llegaron a su nombre tras añadir estos datos del coche a un número de teléfono fijo. "El perfil del dueño del primer coche que parece ser no coincide con el perfil de lo relatado. Ese coche está a nombre de un hombre casado y con hijos". Pero al seguir la investigación comprobaron que ese señor " tenía en su residencia de Valladolid un número de teléfono que en su día fue aportado por el acusado en la denuncia por la pérdida de su DNI. Ese dueño resultó ser su cuñado.

Una vez consiguen determinar que el vehículo es utilizado por el violador del ascensor -tras comprobar que él mismo llama a un taller para arreglar un pinchazo- continúan con la investigación hasta dar con el domicilio en Segovia que habían descrito las víctimas. Una de las cuatro pudo revelar a los investigadores un 'croquis' detallado de la casa de Segovia donde sufrió las agresiones sexuales a pesar de ir con los ojos vendados desde que fue abordada en los alrededores del Hospital de La Paz hasta su liberación en el mismo lugar. Un garaje comunitario, una ignífuga, dos tramos de escaleras hasta llegar a una primera planta... En ese piso de los horrores los agentes encontrarían las bridas, gafas o prendas de vestir oscuras con capucha que habían detallado las víctimas. 

Es en este momento en el que los agentes interceptan su teléfono, a nombre de su sobrina y es ahí donde "se ve claramente como hace vida entre Valladolid y Segovia y aparecen desplazamiento de Segovia a Madrid". Relata la inspectora que en algunos momentos el teléfono está desconectado. Este último itinerario "se produce en los cuatro días de los hechos denunciados". El ADN hizo el resto. El acusado se negó a que le tomaran muestras para cotejarlo con el de las víctimas, pero tuvo que hacerlo. Las coincidencias rozan el 100%. Era Pedro Luis Gallego.

Y así, con semblante serio, camisa de cuadros azaules, pantalón vaquero, deportivas negras y gafas de sol ha ido escuchando a la inspectora apretando las mandíbulas pero sin moverse. Ya lo había reconocido. "Me considero culpable" dijo nada más empezar el juicio en el que las víctimas, arropadas por sus amigas y familiares, han declarado a puerta cerrada y con un biombo para no tener que ver a su agresor. Les ha "fastidiado la vida" y algunas siguen con "tratamiento psicológico", relataba la abogada de una de ellas.

Gallego ha escuchado como la fiscalía y todas las partes se han adherido en la solicitud de pena: 25 años de prisión con cumplimiento íntegro . Además le suman 10 años de libertad vigilada y alejamiento, sin poder residir ni estar en la Comunidad de Madrid. Y a continuación, uno de los mayores depredadores ha pedido perdón por primera vez. Ha utilizado el turno de última palabra para asegurar que es una víctima de sí mismo y solicitar un programa terapéutico específico para tratarle, asegurando que se lo han negado en varias ocasiones. 

"Soy víctima de mí mismo. Me arrepiento haber nacido", aseguraba ya de pie dirigiéndose a los jueces y abogados. "Desde los 19 años tengo un problema psicológico que es una especie de obsesión que no puedo controlar y no lo comprendo", ha subrayado. "Me siento muy arrepentido de haber hecho lo que he hecho durante toda mi vida y pido perdón a las víctimas, a todas", explicando que su vida "ha sido un fracaso desde los 19 años". 

"Solicito que se me den programas de tratamiento, aunque quizá sea tarde porque moriré en prisión", ha recalcado tras confesar que se intentó quitar la vida porque no tenía que haber nacido. Y ha explicado que acudió a una psicóloga de pago que conoció a través de una ONG que acudía a la cárcel para controlar sus impulsos al negarle la prisión acudir a los programas específicos para delincuentes sexuales. 

Con 21 años ingresó en prisión por dos crueles asesinatos y 21 agresiones sexuales. Ahora su nuevo juicio ha quedado visto para sentencia. El parece tener muy claro que no volverá a pisar la calle. Es lo que ha solicitado el fiscal: "Venía con unos antecedentes enormemente graves y se han vuelto casi a reproducir". 

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