Tras la crisis sanitaria

La vuelta a la normalidad será difícil y tardará al menos un año, según expertos

  • Pese a que las medidas de confinamiento se relajen, la pandemia pasará a una etapa de vigilancia en el que se deberá mantener la distancia social.
Mascarilla España coronavirus
Mascarilla España coronavirus
EFE

La crisis sanitaria a causa del coronavirus no tiene precedentes y cambiará el mundo tal y como lo conocemos. Pese a que el estado de alarma finalice en los próximos meses, el próximo 13 de abril se reabre parcialmente la economía y el Gobierno prevé restablecer la movilidad real a partir de junio, la vuelta a la normalidad no será tan rápida ni fácil. Según los expertos tardaremos al menos un año en recuperar la normalidad, e incluso no será una recuperación real ya que  será "muy difícil" retomar las cosas "tal y como las dejamos". 

El genetista e investigador de la Universidad de Leicester, Salvador Macip, augura, en una entrevista con EFE, que con el paso de las semanas las medidas de confinamiento se irán "diluyendo" para avanzar a la siguiente fase de control de la pandemia, la "etapa de vigilancia", de "un año como mínimo". Durante este período "tendremos que seguir evitando el contacto social, lo cual no quiere decir que estemos siempre en casa o que paralicemos los trabajos no esenciales, sino que mantengamos esta prevención que tenemos ahora", explica Macip.

El médico, partidario de aplicar un "confinamiento intermitente" en los próximos meses, con unas semanas de aislamiento y otras de actividad, considera que se logrará frenar la propagación de la COVID-19 cuando exista una "inmunidad de grupo".  "Cuantas más personas hayan pasado la enfermedad y tengan anticuerpos para ser inmunes, menos contagios del virus habrá, y esto lo puede conseguir la vacuna, que saldrá en un año, si todo va bien", reflexiona.

Más allá de las medidas que tomen las autoridades, para los ciudadanos será complicado recuperar su actividad habitual. Para la científicia Pilar Mateo, cuando acabe este confinamiento "estaremos convalecientes durante un tiempo largo de adaptación. Ir de compras, salir con amigos, ir a espectáculos públicos, de vacaciones o celebrar fiestas tendrá que hacerse paulatinamente".

A su juicio será "muy difícil" retomar las cosas "tal y como las dejamos" y aboga por la creación de equipos de vigilancia multidisciplinares para prevenir nuevas crisis sanitarias como esta. "Necesitaremos tiempo para ir recuperando nuestro nivel normal de actividad. Eso será una especie de cuarentena intelectual difícil de entender", asegura esta investigadora y doctora en Química, que ha dedicado su vida profesional a combatir enfermedades endémicas como el mal de Chagas o de Dengue.

El coronavirus ha llegado para quedarse y, aunque con el tiempo se sumará a la lista de virus que no causan brotes graves, como el del sarampión, de momento obliga al distanciamiento social. No obstante, es importe, según señala Macip, trasladar este mensaje a la sociedad para que sea consciente de ello. 

Aprender a prevenir para futuras pandemias

Mateo explica que a lo largo del año hay presentes en el planeta entre 4 o 5 virus, de los que tres son zoonosis, es decir, que se transmiten de los animales a los seres humanos. "Los veíamos siempre desde la distancia porque se producían en África, América o Asia" afirma para añadir que al sentirlo todo tan alejado se ha visto la "falta de prevención" que tenemos en los países occidentales: "pensábamos que las cosas no nos iban a pasar nunca".

En ese sentido, Macip advierte de la necesidad de aprender de los errores, "vendrán más pandemias a lo largo del siglo y debemos estar preparados". A su juicio, la mayoría de países europeos han cometido los mismos fallos en la gestión de la actual crisis sanitaria causada por el coronavirus, que supera el millón de casos registrados en el mundo. A diferencia del continente asiático, "que ha reaccionado rápidamente", Europa ha actuado "al contrario", con países como España o Reino Unido que han aplicado "demasiado tarde" el confinamiento, desatando consecuencias "importantes", según el investigador.

El nuevo coronavirus, asegura Mateo, lo que ha hecho es "colapsar" por su contagiosidad, y considera que los países occidentales deben darse cuenta de la importancia "de algo que vengo diciendo desde hace más de 20 años porque lo he vivido de cerca: la prevención y los equipos de vigilancia". "Hay que empezar a trabajar en equipos de vigilancia multidisciplinares, pensar que la prevención es tan importante como la cura y que es la base de todo", advierte para añadir que en estos equipos debe incluirse a la industria para estar preparados por si vuelve a producirse una situación similar.

El Parlamento digital y a distancia, ¿realidad tras la pandemia?

Una de las actividades que se ha visto alterada por la crisis sanitaria ha sido la actividad política y, sobre todo, parlamentaria, que ha tenido que adaptar a las circunstancias para continuar con sus obligaciones. Pese a que ahora los esfuerzos se centran en frenar la curva de contagios y fallecimientos, el politólogo Julio Embid señala que cuando el confinamiento acabe "habrá que exigir mucho más al Parlamento y adaptarlo a las maneras de 2020", planteando así una reforma de los reglamentos del Congreso, Senado y parlamentos autonómicos para que un pleno virtual tenga el mismo valor que uno presencial.

La reforma que sugiere va más allá y se extiende a la Constitución que, a su entender, deberá incluir el acceso a internet como un derecho fundamental porque "el derecho a tener datos es tan importante como el derecho a la protección de la salud", más cuando en el confinamiento se ha impuesto el seguimiento de las clases en la red y un 15 por ciento de los hogares carece de conexión.

Este escritor y exsubdirector del Laboratorio de la Fundación Alternativas defiende que ambas son reformas sencillas que no tendrían oposición política y que suponen acoplarse a los nuevos retos: "La sociedad civil está avanzando y la etiqueta parlamentaria no se puede quedar en los tiempos de Cánovas y Sagasta", explica. Esta reforma legal "para futuras cuarentenas" impediría, asegura, que la acción parlamentaria se frenara por el confinamiento domiciliario.

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