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Desanimo

¿Cómo ha afectado la pandemia a nuestro estado de ánimo?

Las consecuencias psicológicas derivadas de la situación provocada por la pandemia influyen en nuestro ánimo y en aspectos como la productividad laboral o el consumo, pero ¿de qué forma?

Los efectos colaterales de la pandemia están dejando huella en la sociedad española. La crisis sanitaria, la incertidumbre, el riesgo y el miedo han hecho que las consultas psicológicas se hayan disparado en los últimos meses, lo que se ha visto agravado por factores como la sensación de aislamiento provocada por las restricciones y la consolidación del teletrabajo. Así lo muestra el estudio ‘Psicología y terapia online en España en la era del Covid-19’, firmado por ifeel, que apunta a un aumento del 168,6% de las consultas desde el inicio del estado de alarma.

En el pasado mes de mayo, el catedrático de psicología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) Miguel Ángel Vallejo publicó los reveladores resultados de un estudio de muestra a 600 españoles: durante ese tiempo, el 33% había sufrido ansiedad, mientras que la depresión afectó a un 20%.

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“El estado de ánimo de los españoles ha fluctuado y sigue haciéndolo entre la rabia, el cansancio, la tristeza y el miedo, todas ellas consideradas emociones desagradables”, apunta Elena Daprá, psicóloga clínica y miembro del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid. “Esto se debe a todo lo que hemos perdido y a la situación en la que seguimos”.

En cuanto a las razones de inicio de tratamiento, la experta enumera algunas de las principales: “Las consultas han aumentado mucho por motivos como el estrés, la tristeza, la ansiedad, los problemas relacionales o los del control del impulso”, explica. “Todas estas emociones repercuten en lo que hacemos, y es necesario observar en qué medida se ve afectado nuestro estado de ánimo”.

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Teletrabajo: una solución a la que adaptarse

Con el teletrabajo llegó una solución acelerada a la problemática de la productividad en tiempos de COVID-19 y, aunque las medidas de aislamiento se han relajado, son muchas las compañías que siguen manteniendo esta disciplina laboral para asegurar la salud y la seguridad de sus empleados.

No obstante, el teletrabajo no está exento de riesgos, sobre todo a nivel mental. “No solo ha cambiado nuestra vida en ámbitos generales, sino también la forma en la que trabajamos, en un contexto que reduce las relaciones”, asegura Daprá. “Esa situación, curiosamente, ha causado muchísimo estrés”.

La afirmación de la experta está respaldada en datos como los revelados por Business News Daily, que recientemente ha publicado un estudio en el que se recoge que los empleados se sienten, de media, un 10% más estresados al trabajar en remoto.

Un estrés, explica Daprá, que se traduce en “emociones desagradables y problemas clínicos, como falta de concentración, irritabilidad, falta de atención, olvidos, hipervigilancia o falta de autorregulación emocional”, enumera. En definitiva, la situación “va a afectar no solo a la productividad, sino también a las relaciones con los jefes, los compañeros y el equipo, que se ven totalmente influenciadas”.

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¿Cómo canalizar la frustración?

“¿Ya no soportas tu trabajo? La pandemia tiene mucho que ver”. Este titular publicado por el equipo editorial de LinkedIn resume un sentimiento creciente al que se enfrentan los trabajadores tras un año atípico.

Ante esa frustración, Daprá es clara: “Para combatir lo negativo es efectivo pensar en el presente, ser consciente y buscar reforzadores, además de canalizar cómo nos sentimos”, asegura. “Puede existir la posición de victimismo o de queja, pero solo durante unos minutos al día. Después, es importante avanzar, para no quedarse enganchado a esa sensación, que no nos beneficia”, explica.

Frente a esos sentimientos, la psicóloga clínica aconseja “centrarse en lo que podemos controlar y dejar aparte lo que no”. “Es muy frustrante intentar cambiar la situación cuando ésta no depende de nosotros”, apunta. “Por ello, es importante fijarse en aquello que sí entra dentro de nuestro control”.

Muchas empresas, como Banco Sabadell, conscientes de la difícil situación pusieron a disposición de sus empleados psicólogos para aprender a afrontar los nuevos escenarios. “En Banco Sabadell, de la mano del equipo sanitario de ASPY, contamos con un protocolo de actuación para ayudar a causa del virus a nuestros empleados a gestionar el estrés emocional que puede provocar esta situación. El primer paso a seguir es el de realizar un cuestionario que ayudará a valorar el grado de estrés del trabajador o de la trabajadora y, entonces, a partir de los resultados, se realizará una llamada telefónica o videollamada para iniciar la atención psicológica”, explica Joan Lluch, director de Prevención de Riesgos Laborales de Banco Sabadell.

Combatir la procrastinación

Otro de los efectos más notables a nivel laboral de la pandemia ha sido la falta de control respecto a los tiempos de teletrabajo. Con un aumento de la jornada de las ocho a las 10 horas diarias, tal y como recogió Forbes en abril, surge una pregunta: ¿qué se puede hacer para combatir las jornadas poco productivas y, al mismo tiempo, evitar alargar el tiempo dedicado a nuestra tarea?

“Existen varias vías para evitar caer en la procrastinación” explica Daprá. “En primer lugar, es útil priorizar las tareas. Además, es recomendable hacer una planificación contemplando los imprevistos. Es decir, si se calcula que se va a tardar dos horas en hacer una tarea, es mejor asociar a dicha tarea dos horas y media, para tener margen y poder reaccionar”, argumenta.

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Aunque existen distintos métodos de gestión del tiempo, la experta incide en la necesidad de “crear una estrategia propia”, ya que “no todo el mundo procrastina igual ni con las mismas cosas”. Existen, eso sí, puntos en común: “Es importante que no nos castiguemos por no ser todo lo productivos que nos gustaría: si procrastinas, ya lo harás mejor, pero no le des más vueltas”.

Resulta efectivo también, según la psicóloga, “hacer una sola cosa a la vez”. “En la situación en la que vivimos, es normal la falta de concentración, y por ello, hacer las cosas de una en una puede ayudar a no caer en una misión imposible”, apunta.

Además, Daprá incide en la importancia de cuidar los espacios de descanso. “Si es posible, es mejor no trabajar en el salón de casa, sino tener un espacio concreto para el trabajo, para poder cambiar de ambiente cuando se termine la jornada”, asegura. “También es importante mantener los descansos, uno corto cada dos horas, y entender que teletrabajar no es lo mismo que estar en el puesto de trabajo. Ahora se trabaja por objetivos y se van a ver los resultados”, indica, algo que resulta “mucho más objetivo, pero también más costoso, porque es una forma distinta de trabajar”. 

La dualidad en el consumo

Más allá de la vertiente laboral, el estado mental de los ciudadanos durante la pandemia también ha afectado al consumo. Hoy en día, por lo general, se tiende al ahorro frente a la incertidumbre y la inseguridad.

Es el perfil que se revela del análisis de tendencias de KPMG que, mediante datos de la Agencia Tributaria, revela que en junio de 2020 las ventas en el sector de consumo se redujeron en términos interanuales un 8% respecto a 2019, con una caída de bienes en un 16% y de servicios en un 25%.

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“En general, parece que se ha consumido menos, porque la gente sigue manteniendo ese momento de incertidumbre”, analiza la psicóloga clínica. “Desde ese punto, siempre se tiende a pensar que es mejor no consumir, ya que no sabes si se va a poder pagar”.

Sin embargo, según la profesional, es posible que se dé la situación contraria: ante una mala canalización de los impulsos, puede existir una tendencia a comprar y consumir más. “Frente a ello, creo que es saludable que las personas se concedan pequeños premios, que pueden actuar como reforzadores”, explica. “Este refuerzo combate la estimulación desagradable que se vive, y en ocasiones es útil para subir un poco el ánimo”.

Como conclusión general, Daprá considera que se acabará viendo el vaso medio lleno. “En 2022 empezaremos a ver la luz, y es posible que la gente vuelva a relacionarse, aunque con un poco de miedo”, explica. “Más adelante, tendremos que retomar relaciones, porque ahora hemos establecido prioridades. Vamos a tener que abrir esa manga, hacerla más ancha y volver a gestionar de nuevo la interacción con todo el mundo”. 

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