Conectar los medios rural y urbano para paliar la brecha digital, dinamizar la España vaciada y reducir la desconexión con el medio natural. Esos son los pilares sobre los que se asienta voluta.coop, una de las tres startups participantes en la primera edición de la aceleradora de proyectos inspiradores de impacto social Cellnex Bridge.
Tras la pandemia y sus reflexiones asociadas, y como reacción a la sensación de asfixia del confinamiento, sus fundadores decidieron abandonar la seguridad de sus atalayas laborales para emprender una cooperativa con la idea de dinamizar, mediante la tecnología y el conocimiento, un medio rural que ganaba atractivo por momentos.
Ingenieros de formación y apasionados del campo por vocación, hasta ese momento dedicaban su talento a proyectos de sensorización para Smart Cities y a robotización en una conocida multinacional de electrodomésticos, respectivamente; hasta que decidieron girar sus vidas para alinear sus valores y su crecimiento personal con un desafío profesional con propósito socioambiental.
“En la pandemia nos vimos encerrados en pisos pequeños con vistas a un patio interior y fue una gran catarsis para nosotros. A ambos nos apasiona el medio rural y, saturados del business as usual, pensamos en emprender con un proyecto para conectar el medio rural y el urbano”, explica Áxel Pena López, la mitad del alma del proyecto junto a Javier Albalate y apadrinados por la Fundación Cellnex.
Hartos de la “pose” verde imperante y conscientes de la importancia de la implicación del individuo para reconectar con la naturaleza y recuperar ecosistemas, además de la salud mental y física, la biodiversidad y la conciencia, estos dos emprendedores empezaron a conceptualizar su idea a través de dos recursos educativos.
El primero de ellos es un pequeño gallinero, denominado Rurban y hecho con materiales reciclados. Desmontable y transportable, cuenta con fácil acceso e instalación en espacios como escuelas, residencias, espacios colaborativos (coworkings y colivings), campings o empresas. El segundo, un Kit de tecnología IoT (Internet de las Cosas, por sus siglas en inglés) que, mediante software y hardware libres, permite conectar la actividad y vida del gallinero con los usuarios.
Un kit de tecnología IoT permite conectar la actividad del gallinero con los usuarios
“Con el gallinero generamos y dinamizamos comunidades. Lo manufacturamos in situ, en equipo, vinculamos contenido curricular de ciencias naturales, sociales y artísticas, generamos autoconsumo y realizamos proyectos de terapia ocupacional para mayores y personas con diversidad funcional”, explica Áxel.
“El Kit OpenIoT aporta enseñanza práctica y divertida en competencias digitales con aplicaciones abiertas. La recolección de datos por sensorización moderniza y mejora la experiencia con las gallinas, monitoriza el nivel de pienso o agua, abre y cierra la puerta del gallinero de forma automática, lleva la contabilidad de los huevos…”, enumera.
Frente a otras experiencias tecnológicas que aíslan al individuo y disuelven comunidades, el dispositivo OpenKIoT se nutre de las notificaciones en un grupo de Telegram compuesto por todos los participantes. “El gallinero se convierte en un punto de encuentro de esa comunidad”, apunta su creador.
Fundación Cellnex, punto de apoyo
Tras vender sus primeros gallineros, los dos socios decidieron dar de alta la cooperativa formalmente a mediados de 2021, época en la que también se puso en marcha la Fundación Cellnex y de su primer gran proyecto: Acelerar startups con impacto positivo que puedan servir de pasarela para que nadie se quede desconectado de una sociedad cada vez más digitalizada.
“Cellnex Bridge ha sido el hito que más nos ha ayudado desde que hemos empezado, sin ningún tipo de duda. Nos ha ayudado a construir una línea de negocio y a validarla. Pero no solo eso: nos ha aportado mucho en otras líneas y sigue haciéndolo”, cuenta Áxel. “Aunque haya acabado el programa, los mentores siguen a nuestro lado y nos siguen aconsejando y para nosotros eso tiene un valor tremendo”.
"Cellnex Bridge ha sido el hito que nos ha ayudado a construir una línea de negocio y validarla"
El poder de la tecnología
El gallinero conectado es solo una puerta de entrada a un objetivo muy ambicioso, plasmado en el Manifiesto #EcoSocialTech: “utilizar el poder arrollador de la tecnología para diversificar la economía modernizando los sectores tradicionales, ayudar a repoblar el medio rural y reconectar a las personas con la naturaleza”, tal y como explican sus artífices.
En el marco de esta ambición y centrados en el anclaje de los jóvenes al medio rural, tuvo lugar su primer #HackathonRural, unas jornadas formativas y colaborativas apoyadas por Cellnex para “plantar semillas digitales, llevar el conocimiento tecnológico a los/as jóvenes rurales, diversificar la economía y retener y atraer talento”.
“La tecnología ayuda, pero ni se come ni se respira” es la frase inspiradora que esta pequeña iniciativa utilizó para aterrizar y expandir su concepto de conocimiento aplicado en la localidad castellonense de Montanejos, donde una veintena de participantes de 15 a 22 años se reunieron durante tres días en el primer Hackaton rural con 15 mentores (entre ellos la directora de la Fundación Cellnex, Àngels Ucero) y cinco recursos tecnológicos.
En la convocatoria se avanzó en tres soluciones muy concretas para la localidad: un proyecto para modernizar el ancestral sistema de riego por vasijas cerámicas para el cultivo de la trufa aplicando IoT; otro sistema de riego autosuficiente con energía solar y reciclaje de aguas pluviales; y una plataforma de gestión para ayudar a las personas mayores y/o con algún grado de dependencia a conectarse con proveedores de servicios en función de sus necesidades.
La actividad pretende ser la primera de muchas experiencias para buscar soluciones creativas que conecten las necesidades y problemáticas tradicionales de los pueblos con la capacidad de la tecnología para solucionarlos. Parece que la idea funciona: tras su finalización, casi la mitad de los participantes se proyectaron trabajando en un pueblo.
De hecho, voluta está aceptando nuevos patrocinadores para realizar 15 Hackatones Rurales en territorios afectados por la despoblación rural hasta 2025, iniciativa que han acuñado como “Desafío Hackathon Rural”. La ambición de estos encuentros es enraizar mediante la cooperación y la formación a medio millar de jóvenes de la Generación Z.
Ayudar y dejarse ayudar
La cooperativa acaba de lanzar tercera iniciativa, para la que también están buscando nuevos clientes. Se trata de un proyecto piloto dirigido a grandes empresas para la mejora de la salud mental de sus trabajadores. Para ello, se usa el denominado Aprendizaje Cooperativo Basado en Proyectos (ACBP), mientras se aborda en paralelo la Cooperación Internacional al Desarrollo en paises emergentes.
La idea es reconectar con la naturaleza a los trabajadores de esas grandes compañías ofreciéndoles escapadas y estancias rurales en espacios colaborativos (coworkings y colivings) donde realicen sus talleres con el Gallinero Rurban y el Kit OpenKIoT y, posteriormente, donar los gallineros resultantes a países emergentes como una acción de Responsabilidad Social Corporativa de estas compañías.
“Queremos explorar sinergias entre el ninguneo que padece el medio rural español y el que sufren los países emergentes del sur global, y generar empatía entre ambos mundos”, explica Áxel. ”Estos talleres se realizarán tanto en España como en la comunidad de Kunika-Zambia (la primera ONG colaboradora) y el resultado de los mismos (la manufactura de Gallineros), además de dejar un poso educativo en ambos países, permitirá a Kunika Zambia propulsar una solución innovadora e higiénica para el autoconsumo de proteínas de calidad, como son los huevos frescos de gallinas”.
Carlos Ruano
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