Tan solo en 2019 fallecieron en las vías urbanas españolas 519 personas, un 6% más que el año anterior. El 82% de estas muertes en las ciudades eran de usuarios vulnerables: 247 peatones, 148 motoristas y 32 ciclistas. Demasiadas vidas que perder en las calles y que pueden reducirse con un simple gesto: reducir la velocidad.
Por eso, la Dirección General de Tráfico (DGT) ha fijado una nueva velocidad máxima para calles un solo carril por sentido de circulación de 30 km/h. Una medida, que se aplicará en toda España, con la que el organismo público pretende salvar vidas, ya que a lo largo de estos años se ha demostrado que disminuir la velocidad es una de las intervenciones estratégicas más efectivas de seguridad vial.
Los datos son rotundos: el riesgo de fallecer a causa de un atropello a 30 km/h es tan solo de un 10%, mientras que con el límite anterior, 50 km/h, era de un 90%. De hecho, la distancia necesaria para detener un vehículo a 30 km/h es la mitad que a 50 y los sistemas de seguridad para peatones que ya se incorporan en algunos son mucho más eficaces a esta velocidad.
La DGT cree que limitar la velocidad a 30 km/h en estas calles impulsará la movilidad en medios activos, ya que los ciudadanos verán sus ciudades y las vías urbanas como entornos más amables para ir a pie y en bicicleta. Se busca un equilibrio entre la seguridad y la movilidad en vías urbanas, con un efecto directo en la reducción de la accidentalidad de los usuarios vulnerables sin que suponga una mayor ralentización del tráfico.
Esta nueva medida era reclamada por la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) y por ayuntamientos como Madrid, Barcelona, Zaragoza, Málaga, Bilbao... ya que la experiencia donde se ha implantado demuestra el efecto positivo: en las ya existentes ‘zonas 30’ los accidentes han disminuido en más de un 40%.