Víctimas de 3 continentes, 9 países, 22 provincias y decenas pueblos España

  • Desde Cádiz a Santander, pasando por Madrid, Segovia o Cáceres, pero también por Colombia, México o EEUU, cuarenta y ocho horas después del accidente comienzan a salir a la luz los rostros e historias de 78 muertos y cientos de heridos y afectados en una tragedia que ha unido en el dolor a Galicia con toda España.

Rafael Martínez

Madrid, 26 jul.- Desde Cádiz a Santander, pasando por Madrid, Segovia o Cáceres, pero también por Colombia, México o EEUU, cuarenta y ocho horas después del accidente comienzan a salir a la luz los rostros e historias de 78 muertos y cientos de heridos y afectados en una tragedia que ha unido en el dolor a Galicia con toda España.

Estudiantes, periodistas, sacerdotes, políticos y profesores se encuentran entre las víctimas del trágico accidente ferroviario, que traspasa las fronteras españolas no solo por su repercusión sino también por el origen de los viajeros, si bien el balance resta provisional, a falta de confirmar todas las identidades de muertos y heridos.

Muchos de los fallecidos se subieron al tren Alvia en Madrid con el deseo de celebrar junto a los suyos la festividad del santo más internacional de España desde distintos puntos del país, pero en aquel tren viajaban estadounidenses, mexicanos, colombianos y dominicanos que no pudieron culminar el recorrido al encontrase con la fatídica curva A Grandeira.

Fue en ese punto donde el tren descarriló y truncó de esta manera el destino de los viajeros como el de la pasajera colombiana de 36 años que regentaba un pequeño negocio de accesorios, o el de la mexicana de 22 años, que venía de despedir a su madre y hermana tras unas vacaciones en Madrid.

Por desgracia no son los únicos latinoamericanos que perdieron la vida en el accidente, donde falleció otra colombiana y donde se busca desde el pasado miércoles a una funcionaria dominicana, que esperaba reunirse con su hermana en la capital gallega y que ha sido dada por desaparecida, pese a que en un primer momento formaba parte de la lista de fallecidos.

Resulta difícil identificar y cuantificar los lugares afectados por las muertes y el dolor tras el accidente. Personas nacidas en un país que residen en otro, ciudadanas de un continente europeo, originarias del africano; nacionales de un país, inmigrantes en otro, residentes temporalmente en un tercero y así decenas de casos.

Venezuela, Brasil, Estados Unidos, Italia, Francia y Argelia completan el mapa internacional de una tragedia, que ha dejado de luto a buena parte de la geografía española y a todos los rincones de la geografía galaica.

Son casos como los de las localidades de Navalmoral de la Mata (Cáceres) y de Colmenar Viejo (Madrid), donde en la primera se han decretado tres días de luto por la muerte de un joven extremeño que murió junto a su novia gallega, mientras que en el segundo caso, el pueblo madrileño celebra hoy una misa en la parroquia de Santa Teresa en memoria del vicario de 67 años que falleció en accidente.

Ya en el sur de España, Cádiz ha sido la provincia más golpeada por la tragedia con cinco fallecidos, tres de los cuales eran profesores del municipio de San Fernando.

"Han dejado a muchos niños huérfanos", ha dicho una de las madres junto a las flores, velas y carteles que sus alumnos han escrito con frases como "gracias por todos los años que nos habéis dado" a las puertas del colegio público Puente Zuazo.

Ocho castellanoleoneses también perdieron la vida en aquel tren, entre ellos un vallisoletano de 55 años, voluntario en ONG, que a diario cogía este medio de transporte para impartir clase en la Escuela de Hostelería del IES Jorge Santayana, de Ávila.

La localidad guipuzcoana de Andoain también está de luto al perder a una de sus vecinas en el accidente, una mujer de 53 años, que vivía desde hace unos 25 años en Santiago, donde tenía un despacho de asesoría y auditoría de empresas. Sus restos mortales han llegado hoy a San Sebastián y están siendo velados por sus familiares en el tanatorio de Donostialdea.

Pero sin duda es Galicia la región que acapara el mayor número de historias de vidas truncadas por el siniestro de Santiago, como en Pontevedra donde la tragedia se hizo sentir por partida doble en la delegación de la Xunta, pues dos funcionarios que trabajan en el edificio administrativo perdieron a sus hijas.

Lucía, tenía 32 años y volvía junto a su novio de vacaciones, mientras que Laura, de 23 años, viajaba a Galicia para pasar unos días con su familia tras cursar un máster.

Y así con A Coruña, Lugo, Santiago, Orense, Ferrol...

Mostrar comentarios