El túnel del Mont Blanc cumple 50 años

  • Mítico y trágico casi a partes iguales, el túnel del Mont Blanc que une Francia e Italia bajo el mayor pico de Europa (4.810 metros), cumple 50 años, medio siglo que ha cambiado el transporte y las comunicaciones a través de los Alpes.

Fernando Puchol

Ginebra, 13 ago.- Mítico y trágico casi a partes iguales, el túnel del Mont Blanc que une Francia e Italia bajo el mayor pico de Europa (4.810 metros), cumple 50 años, medio siglo que ha cambiado el transporte y las comunicaciones a través de los Alpes.

El 14 de agosto de 1962, brigadas de operarios franceses e italianos se daban la mano a través de la apertura final del túnel de 11,6 kilómetros de longitud, un momento histórico que hizo realidad un proyecto que se discutía desde mediados del siglo XIX.

Ese día, los italianos que se abrieron camino desde la localidad de Courmayeur, en el valle de Aosta, y los franceses que horadaron la montaña desde Chamonix, en la Alta Saboya, encontraron su punto de encuentro con un desvío sobre el plano de solo 13,5 centímetros.

Después de numerosas tentativas que fracasaron por rivalidades políticas y conflictos, los Gobiernos de Francia e Italia firmaron la convención que en 1953 permitió dar el primer paso para situar París y Roma a unas 20 horas de distancia por carretera.

Los trabajos comenzaron en enero de 1959 y se prolongaron hasta 1965, cuando la vía se abrió al transporte de vehículos privados, lo que supuso una revolución económica a ambos lados de la frontera.

Los obreros italianos se encontraron con la parte más complicada, debido a la composición pizarrosa de su lado de la montaña, sufriendo numerosos desprendimientos y filtraciones de agua.

Pero finalmente el túnel se abrió y se convirtió en la única vía practicable en invierno entre Francia e Italia, situación que se mantuvo hasta 1980, con la apertura del túnel de Fréjus (Saboya).

Sus 11.611 metros, que se pueden recorrer a una velocidad máxima de 70 kilómetros por hora con un único carril por sentido, fueron récord mundial hasta 1978, año de apertura del túnel de Arlberg (Austria), con una longitud de 13.972 metros.

Posteriormente, también sería superado por los de Fréjus, con 12.901 metros, y San Gotardo (sureste de Suiza), con 16.918 metros.

El túnel del Mont Blanc tiene una fecha negra, la del 24 de marzo de 1999, cuando 39 personas murieron a causa del incendio de un camión de gran tonelaje que transportaba harina y margarina.

El camión ardió y el fuego se propagó con rapidez a los vehículos que le seguían, causando un incendio de grandes dimensiones que los servicios de bomberos tardaron dos días en sofocar.

El suceso dejó un héroe, Pierlucio Tinazzi, un operario de seguridad, que logró sacar en moto a 8 personas antes de morir.

El túnel fue cerrado y no se reabrió hasta casi tres años después, una vez que se realizaron unas obras para renovarlo por completo y que costaron 380 millones de euros, invertidos mayoritariamente en mejorar las condiciones de seguridad.

Hoy en día, hay salidas de emergencia para los conductores en caso de siniestro cada 500 metros y los transportes pesados que atraviesan el túnel forman parte de convoyes especiales acompañados, que incluyen una pequeña dotación de bomberos.

Además, hay bocas de agua cada 150 metros, 37 refugios que se cierran herméticamente y conducen a una galería de evacuación independiente, 76 ventiladores, 120 cámaras y 3.860 sensores que detectan cualquier pequeña variación de temperatura en la vía.

Todo ello, acompañado por un retén permanente de bomberos en mitad del túnel y una sala de mando única en el lado francés.

Los transportes pesados de mercancías peligrosas tienen prohibido desde el accidente transitar por el túnel y el resto de camiones han de ser inspeccionados antes de su acceso, lo que incluye una medición de la temperatura de los frenos, ya que un sobrecalentamiento de este mecanismo fue lo que provocó el trágico siniestro de 1999.

La única preocupación de los expertos en seguridad vial es la estructura misma del túnel, los siete metros de ancho por los que solo son posibles dos carriles, uno en cada sentido, lo que supone un riesgo de colisión frontal.

La inversión en seguridad y los altos costes de mantenimiento del túnel encarecieron notablemente las tarifas de peaje para cruzarlo.

Los vehículos ligeros particulares tienen que pagar 39 euros por trayecto, aunque hay numerosos programas de bonificación que abaratan el precio para las personas que lo utilizan con frecuencia.

Los vehículos particulares representan las dos terceras partes del tráfico del paso, que es utilizado por una media diaria de 3.300 automóviles, a lo que hay que sumar 1.560 camiones y 44 autobuses.

La cifra de negocios de la empresa franco-italiana que explota el túnel ascendió en 2011 a 162 millones de euros, frente a unos gastos de explotación de 845 millones de euros.

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