Sao Paulo se enfrenta a las lluvias con 100.000 personas en áreas de riesgo

  • La ciudad de Sao Paulo, el núcleo urbano más poblado de Brasil, se prepara para la temporada de lluvias que todos los veranos causa inundaciones en muchas partes de la urbe con el desafío de proteger a las cerca de 100.000 personas que se calcula viven en áreas de alto riesgo.

Marta Berard

Sao Paulo, 15 dic.- La ciudad de Sao Paulo, el núcleo urbano más poblado de Brasil, se prepara para la temporada de lluvias que todos los veranos causa inundaciones en muchas partes de la urbe con el desafío de proteger a las cerca de 100.000 personas que se calcula viven en áreas de alto riesgo.

La megalópolis, con una extensión de 1.530 kilómetros cuadrados y más de 11 millones de habitantes, sufre durante los meses del verano austral el rigor del temporal de lluvias que año tras año causa deslizamientos e inundaciones, además de cobrarse vidas humanas.

Levantada sobre el altiplano de Piratininga en una zona rica en caudales fluviales, Sao Paulo presenta torrentes canalizados en el subsuelo.

Además, la abundancia de residuos urbanos que no se gestionan de forma regular (1.400 toneladas por día en 2010) dificulta el drenaje y el gran número de viviendas precarias construidas en márgenes de afluentes o riachuelos contribuye a que se produzcan inundaciones, señaló a Efe una fuente de la Alcaldía.

Las autoridades municipales de Sao Paulo decidieron incrementar de forma significativa la inversión y las acciones destinadas a combatir las inundaciones desde 2005, pero los datos indican que todavía hay mucho trabajo por delante.

En 2010, unas 115.000 personas vivían en zonas de riesgo alto y muy alto, es decir donde es posible o incluso muy probable que haya incidentes, según un informe de riesgos geológicos realizado por el Instituto de Investigación Tecnológica y difundido por el Ayuntamiento el pasado año.

Hasta este año, las autoridades municipales han conseguido retirar a 4.000 familias que vivían en zonas de peligro elevado, según fuentes oficiales, que situaron en 407 las áreas sujetas a deslizamientos y procesos de erosión.

En total, esas zonas representan cerca de 13,5 kilómetros cuadrados, el 0,9 % del área total del municipio de Sao Paulo.

En los puntos donde la llegada del temporal es sinónimo de peligro, el informe localiza hasta 28.933 viviendas en 2010 y advierte de que 1.132 inmuebles "deben ser objeto de reubicación".

Pero las inundaciones no se registran únicamente en zonas de construcción precaria, erosionada o sin planificación urbanística.

El famoso túnel de Anhangabú, importante infraestructura vial localizada en el corazón de la ciudad, es testigo habitual de la virulencia de las aguas y cuando el aguacero arrecia las autoridades lo cierran por precaución.

En este caso los expertos sostienen que la existencia de riachuelos canalizados bajo tierra, entre ellos el que da nombre al propio túnel, aumentan de caudal durante las lluvias y se rebelan contra la manipulación de la naturaleza por parte del hombre.

Otra de las medidas ha sido el endurecimiento de la legislación para tipificar como delito ambiental el incumplimiento de las normas en el procesamiento de escombros y penalizarlo con multas de 13.500 reales (unos 6.500 dólares).

El depósito de residuos en los puntos de recogida ecológicos también ha aumentado entre 2010 y 2011, y además se han creado 24 parques lineales, zonas verdes en las orillas del curso de los arroyos para evitar inundaciones cuando crece el caudal fluvial y frenar la instalación de favelas.

Contemplados como acción para combatir "los efectos del cambio climático", esos parques, además de elevar las zonas verdes, ayudan a incrementar la permeabilidad del suelo de una ciudad donde el imparable avance del cemento dificulta la absorción del agua de lluvia.

Pero en el Ayuntamiento reconocen que las medidas no tienen efecto inmediato y que están diseñadas para actuar a lo largo de los próximos años.

Mientras, cuando la lluvia descarga sobre la ciudad es fácil ver cruces inundados donde el peatón no tiene otro remedio que calarse hasta la rodilla, alcantarillado que en lugar de absorber agua la expulsa y espontáneas cascadas en las calles con pendiente.

Tradicionalmente conocida como "a terra da garoa" (la tierra de la llovizna), las tormentas veraniegas acompañadas de fuertes descargas eléctricas que en pocos minutos inundan extensas áreas de Sao Paulo convierten el dicho popular en pura ironía.

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