El temporal ha derribado árboles y ha obligado a suspender el tráfico rodado y ferroviario con vientos de hasta 100 kilómetros por hora. Varios hospitales, centros educativos y bloques de viviendas han resultado dañados en las cubiertas y decenas de pueblos han quedado sin suministro eléctrico.
Algunas de las víctimas estaban en las inmediaciones de supermercados y un grupo de turistas quedaron una hora suspendidos en un telesilla en Maramures, en el norte del país. Cientos de bomberos trabajan en operaciones de rescate y limpieza.
"No podemos luchar contra el tiempo", ha afirmado el primer ministro rumano, Mihai Tudose, en declaraciones a la cadena de televisión Antena3 TV. "Todo el sector sanitario está concentrado en los heridos", ha aseverado, al tiempo que ha prometido ayudas para las comunidades afectadas.
El alcalde de Timisoara, Nicolae Robu, ha dado cuenta de "decenas de árboles caídos, carreteras bloqueadas y estamos sin electricidad ni agua". "Hay casas sin tejado, camiones volcados. Nunca he viso nada parecido", ha añadido.
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