Las vastas tierras americanas vuelven a ser objetivo de los españoles. Con la experiencia acumulada del desarrollo de energías renovables en España, las grandes energéticas de nuestro país llevan años planificando y ejecutando su expansión hacia nuevos mercados. El estadounidense se ha convertido en uno de los imprescindibles en su estrategia comercial, que ya ha sido el destino de inversiones por valor superior a los 70.000 millones de dólares.
El buen posicionamiento de la ingeniería española aspira a hacerse con parte del pastel que supone el nuevo paradigma energético mundial que pone sus ojos en la autonomía del suministro y la generación mediante fuentes renovables, dejando así de depender de los chantajes políticos de quienes hasta hace poco eran suministradores habituales, como Rusia o Argelia.
Con la desconfianza creciendo hacia Asia y Oriente Medio, y las dificultades de África para garantizar estabilidad política y regulatoria, América y especialmente Estados Unidos pasan a un primer plano en las relaciones comerciales, favorecidas también por las menores imposiciones regulatorias y la nueva postura adoptada por la administración Biden, muy aperturista y menos exigente que Bruselas en el impacto ambiental de estas inversiones.
Tierra de las oportunidades para Iberdrola
Si hay una compañía española que destaca sobre el resto en esta aventura americana, esa es Iberdrola. Convertida en el tercer operador de energías renovables de la autoproclamada "tierra de las oportunidades", la compañía dirigida por Ignacio Sánchez Galán destinará el 65% de las inversiones en redes hasta 2025 a proyectos en Estados Unidos, con valor cercano a 17.500 millones. En ese dato se incluyen los 11.000 millones para completar la integración de PNM Resources, el holding energético de Nuevo México que Iberdrola pretende controlar a partir de 2023.
Tras catalogar a EE.UU. como "el principal mercado de expansión para los próximos tres años", las inversiones en renovables en EE.UU. se llevarán otros 4.400 millones, el 26% del total del grupo, con la vista puesta en las energías eólica y solar. La primera se ha convertido en un verdadero objetivo tras constatar el potencial de la eólica marina. Tras hacerse con la operación del megaproyecto Vineyard Wind 1, su nuevo plan estratégico contempla nuevas inversiones en los lechos marinos norteamericanos, 50 MW en almacenamiento por baterías y 600 millones para hidrógeno verde.
Repsol crece en 'upstream' y se abre a las renovables
Otra empresa española que ha tenido éxito en su aventura americana es Repsol. Tras invertir en proyectos de exploración y producción de petróleo y gas en Pensilvania, el Golfo de México, Texas o Alaska, acordó en septiembre incorporar a EIG como socio para el negocio de 'upstream'. De esta forma, EIG adquirirá el 25% del negocio por 4.800 millones de euros, eleva la valoración del negocio de la energética española hasta los 19.000 millones y se reserva una posible salida a bolsa a partir de 2026.
Pero en un mundo que vira hacia las renovables, la compañía dirigida por Josu Jon Imaz no se iba a quedar atrás en este campo, y en abril comenzó a producir electricidad verde con su primer parque solar fotovoltaico, que tendrá 125 MW una vez completado, y que se completa con otros 20 MW en almacenamiento mediante baterías. La energética también ha anunciado su intención de invertir en un proyecto de 600 MW en Texas, que se convertirá en la mayor planta solar del grupo.
Enel se lanza a por la movilidad eléctrica
El grupo Enel, matriz de la energética española Endesa, también ha anunciado inversiones para su subsidiaria norteamericana, empezando por Texas, donde tiene 4 GW de proyectos renovables ya en marcha. El nuevo plan estratégico del grupo incluía una inversión cercana a los 5.000 millones de dólares en Estados Unidos que permitirá desarrollar 5 GW de nueva capacidad renovable y almacenamiento en los próximos tres años.
Además, anunció su intención de construir una de las mayores plantas de paneles fotovoltaicos de Estados Unidos, que producirá inicialmente módulos y cédulas bifaciales de alto rendimiento por valor de 3 GW anuales, escalando hasta 6 a futuro. Esto se completa con la apertura de una nueva línea de negocios dedicada a la movilidad eléctrica, que permitirá instalar 475.000 puntos de recarga para vehículos antes de 2025.
Proyectos consolidados y nuevos actores
Además de las mencionadas, otras grandes firmas españolas también han consolidado sus planes en EEUU. Es el caso, por ejemplo, de Acciona Energía, que ubicará en Texas su mayor planta fotovoltaica del mundo y sigue sumando otras tres, incluido su primer parque híbrido eólico-solar para duplicar su capacidad renovable instalada hasta los 2,6 GW a finales de 2023.
Los planes de la familia Entrecanales implican una inversión de 1.300 millones de dólares que se sumarán a los diez parques eólicos que ya generan 1 GW de capacidad eólica y una planta de energía termosolar en Nevada. Una vez ejecutados los cuatro nuevos parques solares, Acciona Energía producirá más de 2 GW de energía renovable.
En mayo de este año también se confirmó la llegada de Naturgy al país, que inaugura su cartera de proyectos en Estados Unidos con una planta fotovoltaica de 300 MW en Texas para la que destinará 264 millones de euros. Forma parte del portfolio de 25 proyectos por valor de 3,5 GW que adquirió el año pasado para su desarrollo en exclusividad. La inversión total de la energética asciende a más de 1.000 millones de euros para alcanzar una potencia operativa de 500 MW en 2023 y 1.200 MW en 2025.
Otros grandes actores españoles también cuentan con importantes proyectos ya en funcionamiento. Hablamos de Abengoa, que este año finalizó la construcción de una planta solar de 206 MW en California; o Enagás, que adquirió el 30% de Tailgrass, gestora de gasoductos y oleoductos para la que están previstos planes de crecimiento a futuro.
España ya es, y seguirá siendo, uno de los grandes actores del panorama energético de los Estados Unidos, tanto con nuevas adquisiciones como con proyectos propios que contribuyan a la seguridad energética del nuevo socio estratégico de la Unión Europea y que facilitan la transición verde de una economía altamente dependiente del petróleo.
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