Bela Guttmann, el húngaro que puso a Portugal en el mapa del fútbol

Portugal se juega la supervivencia en la Eurocopa el miércoles en Lyon ante Hungría, precisamente el país de Bela Guttmann, el hombre que puso al fútbol luso en el mapa mundial del balompié, como entrenador del mejor Benfica de la historia, el que ganó dos Copas de Europa a principios de los años 1960.

Guttman es conocido por eso y por su célebre 'maldición', que soltó a modo de frase lapidaria en un primer adiós del club después de que los lisboetas le negaran un aumento.

"En cien años desde hoy el Benfica sin mí no ganará una Copa europea", afirmó de manera premonitoria, ya que el histórico club se ha estrellado en las finales de Copa de Europa y Copa de la UEFA/Europa League a las que ha llegado desde entonces. La última, en 2014 en los penales, perdiendo ante el Sevilla en la Europa League en Turín.

Pero más allá de su repetida y recurrente maldición, Guttmann está en la historia del fútbol portugués por su impresionante labor. Tras dirigir al Oporto en la 1958-1959, tomó las riendas del Benfica (1959-1962) y consiguió con él los dos únicos títulos de campeón de Europa que ha logrado en su historia el equipo.

El primero fue en la temporada 1960-1961. El Benfica de Guttmann había tenido un camino relativamente cómodo hasta la final, dejando incluso a un equipo húngaro en el camino, el Ujpest en los octavos de final.

En la final de Berna espera el Barcelona, en un duelo por saber quién era ocupaba el trono del Real Madrid, que había ganado las cinco ediciones anteriormente disputadas del partido.

Era un Barcelona también con acento húngaro, con tres estrellas en su once titular (Ladislao Kubala, Sandor Kocsis y Zoltan Czibor). Dos de ellos, Kocsis y Czibor, marcaron los tantos de los azulgranas en la derrota 3-2: el Benfica y Guttmann levantaban así el preciado trofeo continental.

Un año más tarde, ya como defensor del título, el Benfica repitió éxito.

En la final de 1962, en Ámsterdam, el Benfica contaba ya en sus filas con Eusebio, la mítica 'Pantera de Mozambique', que firmó en la segunda parte dos tantos al Real Madrid, cuando el partido iba empatado 3-3. Los tres goles de los españoles los había conseguido otro húngaro, Ferenc Puskas, en la primera mitad. Los lusos ganaron 5-3.

Fueron los primeros grandes éxitos internacionales del fútbol portugués, de la mano del genial estratega húngaro.

Apenas cuatro años más tarde, en Inglaterra-1966, Portugal acudía a su primer Mundial y conseguía su hasta ahora mejor clasificación en el torneo, un tercer lugar, en una edición en la que Eusebio fue una de las grandes estrellas y acabó como máximo anotador del torneo, con 9 dianas.

Pero Bela Guttmann y su célebre dibujo táctico 4-2-4 no dejaron huella sólo en Portugal.

Nacido en Budapest en 1899, en los años del Imperio Austro-Húngaro, como jugador ayudó a hacer campeón de liga al MTK Hungaria en 1920 y 1921, pero siendo judío escapó del antisemitismo de la época buscando refugio en el Hakoah de Viena, donde estuvo hasta 1926. En 1924 jugó con Hungría los Juegos Olímpicos de París y marcó un gol, pero su equipo se quedó en los octavos de final.

Ante el auge de la persecución contra los judíos, se fue a jugar a varios equipos de Estados Unidos.

Una vez retirado, su carrera como entrenador le hizo ser un auténtico trotamundos, pasando por varios países y dirigiendo, además de a Oporto y Benfica, a otros grandes de Europa como el Milan italiano (1953-1955).

También pasó por el fútbol sudamericano. Primero muy brevemente por el Quilmes argentino (1953) y luego en la 1957-1958 en el Sao Paulo brasileño, con el que ganó el título de su estado. Más tarde sería el turno del Peñarol uruguayo, al que llegó en 1962 tras hacer bicampeón de Europa al Benfica, aunque luego, en octubre de ese año, fue sustituido por Peregrino Anselmo.

Estuvo en el banquillo del equipo en la final de la Copa de Campeones de América (actual Libertadores) que perdió Peñarol ante el Santos (3-0) en un duelo de desempate en Buenos Aires.

Al Benfica volvió como entrenador en la 1965-1966, pero no pudo repetir título europeo: estaba ya vigente su propia maldición.

Mostrar comentarios